La nutrición durante el embarazo es fundamental para la salud tanto de la madre como del bebé. Una alimentación balanceada y rica en nutrientes es esencial para el correcto desarrollo del feto y para mantener el bienestar de la madre. A lo largo del embarazo, las necesidades nutricionales aumentan, especialmente en cuanto a calorías, vitaminas y minerales.
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El ácido fólico es uno de los nutrientes más importantes durante el embarazo, ya que ayuda a prevenir defectos del tubo neural en el bebé. Se recomienda que las mujeres consuman entre 400 y 600 microgramos diarios, ya sea a través de alimentos como las espinacas, legumbres y cereales fortificados, o mediante suplementos.
El hierro también es esencial para prevenir la anemia, que puede ser común en el embarazo debido al aumento en el volumen sanguíneo. Se deben incluir alimentos ricos en hierro como carnes magras, espinacas, lentejas y huevos, además de consumirlos junto con fuentes de vitamina C para mejorar su absorción.
El calcio es otro mineral clave, ya que contribuye al desarrollo de los huesos y dientes del bebé. Fuentes de calcio incluyen productos lácteos, almendras, brócoli y productos fortificados como algunas leches vegetales.
¿Qué no comer?
Durante el embarazo, es importante evitar ciertos alimentos que pueden ser perjudiciales. Por ejemplo, los pescados con alto contenido de mercurio, como el pez espada o el tiburón, deben evitarse, al igual que los alimentos crudos o poco cocidos, como el sushi o los huevos crudos, para prevenir infecciones.
Las futuras madres también deben mantenerse bien hidratadas, ya que el agua es esencial para el aumento del volumen sanguíneo y la formación del líquido amniótico. Se recomienda consumir al menos 8 vasos de agua al día.
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