Cuando nos enfermamos es realmente nuestro cuerpo enviando señales de que algo está mal, hay algo en nuestro organismo que no está funcionando como es debido y tú cuerpo está buscando la manera de regular esa afección y protegerte. Los absceso más específicamente, son una protuberancia en el cuerpo que se llena de pus, son una mezcla de células sanguíneas blancas con gérmenes y tejidos muertos que forma el sistema inmunitario para combatir una infección en ese tejido.
Estos forúnculos pueden crecer en cualquier zona del cuerpo pero son más comunes los externos en la piel, cuando comienza a salir tiene una pinta similar a un bello infectado, si no es controlado a tiempo este va a crecer y se vuelve más doloroso, desde sus inicios se puede sentir la zona afectada caliente, esto se debe a la inflamación que aumenta el flujo sanguíneo hacia la parte contaminada lo que eleva la temperatura; también el chichón estará rojo y dejará la piel expuesta al dolor por la pus concentrada.
La pústula se produce por una zona infectada, por una bacteria o un hongo, ocurre por muchos motivos, por ejemplo cuando hay una inmunodeficiencia bolas defensas están bajas, o si el paciente padece alguna enfermedad, en el caso de que los abscesos sean múltiples se sugiere una evaluación médica debido a que es una clara señal de una infección el sistema no pudo detener el un punto y la bacteria se está expandiendo a otro lugares del cuerpo.
En muchos casos, los abscesos pequeños pueden tratarse en casa con compresas tibias y medicamentos. Sin embargo, los abscesos más grandes o profundos pueden requerir un drenaje médico.