Redaccion 2001
En los primeros años de la década de 1980, el ingeniero informático Scott Fahlman se dio cuenta de que sus palabras le estaban fallando.
Al comunicarse con otros usuarios en un foro, se encontró con que le era difícil transmitir que algunos mensajes debían ser tomados como bromas.
Así que un día escribió los siguientes signos, uno detrás de otro: dos puntos, un guión y un paréntesis.
Y creó así uno de esos símbolos que hoy son inmediatamente reconocibles.
Desde entonces se han creado miles de emoticones, símbolos gráficos que se emplean para expresar una compleja gama de estados de ánimo y conceptos.
Los investigadores están descubriendo en éstos un poder que no se había tenido en consideración hasta ahora; creen que cuando son utilizados para comunicar pueden transformar decisiones y comportamientos de forma inesperada.
Para el profesor de sociología Ben Agger, de la Universidad de Texas en Arlington, Estados Unidos, el aumento del uso de los emoticones dice mucho de cuán limitados estamos sin ellos a la hora de comunicarnos en línea.
"Los emoticones traen los matices de la comunicación cara a cara, esas sutilezas que se pierden cuando interactuamos con una pantalla de por medio", explica.
Los emoticones del futuro podrían ser incluso más elaborados, para capturar la esencia de cualquier emoción que se quisiera expresar a través de un solo mensaje.