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Los docentes conmemorarán este Día del Maestro (15 de enero) en medio de una crisis social, económica y política generalizada que mantiene a los educadores contra las cuerdas y hace difícil sumar razones para festejar.
Para el director de la Escuela de Educación de la Universidad Católica Andrés Bello, José Javier Salas, la situación del docente es alarmante, pero no sólo por razones económicas sino por el dete-rioro general del sistema educativo.
“El educador, al igual que el resto de los profesionales de este país, sufre las consecuencias de un proceso inflacionario sin precedentes. El hecho es claro, no hay incremento de sueldo que resista la pérdida del poder adquisitivo del bolívar. Pero en el caso del docente el escenario es aún más preocupante, porque el sistema educativo está siendo utilizado como espacio para la militancia política para asegurar la permanencia en el poder”.
Salas advierte que el ejercicio profesional ha sido minado por una política oficial que ha institucionalizado “la mediocridad, irresponsabilidad y promoción del pensamiento político partidista”, lo cual, a su juicio, puede corroborarse a través de varios ejemplos:
-Deserción estudiantil. “¿Para qué ir a clases si igual voy a pasar? ¿Acaso no produzco más trabajando que estudiando? ¿Para qué ser profesional si de todas formas no podré satisfacer mis necesidades?”.
-Ausencia de expertos en áreas como matemáticas, física, química y biología. “La apuesta del gobierno ha sido la formación desde la generalidad, la superficialidad y la partidización educativa”.
– La “constitución de grupos estudiantiles orientados promover la opción oficialista” y la “reconstrucción de la historia” a través de libros que buscan “enaltecer los logros de la revolución y exacerbar los fracasos previos a 1999, todo amparado en la ausencia de profesionales calificados y la progresiva incorporación de profesores -comprometidos con el proceso-”.
Ante este panorama, Salas considera que 2018 será un año crucial para promover desde las aulas los valores democráticos.
“2018 es un año decisivo para los docentes. Nos hemos preparado para educar en libertad, para el desarrollo sostenible y la construcción de una colectividad corresponsable de su futuro. La situación clama de nosotros más presencia, más seguridad, más didáctica, más comprensión, más ánimo para demostrar que somos útiles acá, con nuestros estudiantes y con la comunidad educativa”.
Por ello pidió a sus colegas reasumir el espíritu de lucha social que ha caracterizado al gremio en el pasado. “Recordar el papel de los maestros en plena dictadura gomecista es el ejemplo de la calidad, fuerza y convicción que hoy debemos retomar. Que la historia no nos encuentre adormilados a la espera de un Mesías o una invasión. Que la historia cuente cómo superamos la hiperinflación y la ‘revolución bonita’ con esperanza transformadora y fe”.
2018-01-11