Joseph Alicia Seijas
Las principales autopistas que atraviesa la capital cuentan con más de un detalle que debe ser solucionado antes de que crezca a mayores.
En la autopista Francisco Fajardo, muchos son los baches menores que se encuentran en su extensión, ocasionados por la desigualdad de la carretera, puesto que hay tramos donde el asfaltado es más reciente que en otras y no parecen coincidir. Hay partes del pavimento con hundimientos y algunos agrietamientos, lo que podría generar más de una “tronera” a largo plazo.
A su vez, muchas son las defensas que se encuentran chocadas, caídas o destruidas por pasados accidentes de tránsito y que debido a la falta de atención de las mismas se han deteriorado cada vez más. Incluso, en el tramo oeste de la autopista, a lo largo de la extensión del río Guaire, hay un trecho que se encuentra totalmente desprotegido, lo cual podría causar graves consecuencias.
En la Cota Mil, donde ya finalizando la autopista hay una valla que se encuentra caída y que los conductores poco experimentados o que desconocen el camino podrían no sortear con éxito.
Por otro lado, usuarios reportan la falta de alumbrado eléctrico a lo largo de la Francisco Fajardo; alegando que hay tramos que sin los foros de los automóviles sería imposible ver el camino durante las noches.
Lo contrario se suscita en algunas partes de la Cota Mil, donde los faros permanecen encendidos a lo largo del día, aunque se supone que los mismos deberían apagarse automáticamente al amanecer, lo que conlleva al dete-rioro y pérdida final de esos recursos.
Los refugios para motorizados, iniciativa que se empezó apenas hace unos años, están en completo desuso. Más allá de la falta de motociclistas, está el hecho de que la gran mayoría de estos han sido destruidos por el hampa. Desde los techos y hasta los tubos han sido arrancados en estos espacios a lo largo de la Francisco Fajardo. Durante las lluvias, los motorizados “acampan” bajo alguno de los muchos distribuidores en la vía, ocasionando la ralentización del tráfico.
A nivel de seguridad, a lo largo de la Francisco Fajardo se encuentran algunos puntos, cerca del Distribuidor Los Ruices y el Distribuidor Santa Cecilia; En estos habitualmente hay miembros de la policía regional que resguardan el área. Además, realizan patrullas a lo largo del recorrido.
A diferencia de la Cota Mil, donde es más complicado encontrar un punto de control policial y las patrullas que se realizan no son tan frecuentes, según lo informado por los usuarios que transitan la zona con regularidad.
Con respecto al tráfico, ambas vías tienen gran afluencia vehicular, sin embargo, conductores que pasan con frecuencia por allí confirman que la cantidad de vehículos ha mermado en los últimos meses.
Franklin Castro, taxista, aseguró que en los últimos meses ha sido más fácil movilizarse en la capital. “No es que nunca haya cola, pero ahora es con menos frecuencia que años anteriores.” dijo. Agregó que esto podría ser debido a los altos costes de los repuestos, a la baja cantidad de unidades de transporte o los altos precios de los seguros de vehículos.
2018-04-07