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A 20 kilómetros de las costas de Montevideo, en Uruguay, el crucero australiano “Greg Mortimer” vivía momentos de angustia al momento que sus más de 190 ocupantes rogaban encarecidamente por ayuda humanitaria de la nación suramericana. En el barco ya se habían confirmado 60 casos de coronavirus, entre ellos el médico de la nave, y esto llevó a que Las Malvinas y las costas argentinas rechazaran su desembarco, permiso que habían solicitado previamente.
La médica venezolana Nohelia Rojas Ruíz, nacida en Maracay estado Aragua, con tres años en Uruguay, y Anderson Ortíz fueron los profesionales de la salud que aceptaron el reto de abordar la nave para atender a los pacientes luego que el gobierno uruguayo no obtuvo resultados favorables al momento que buscaban personal sanitario para atender la emergencia.
Rojas, quien posee un título de la Universidad Católica de Uruguay, especialista en Diábetes, con título de la Universidad de Carabobo de la promoción del 2012, trabajó en Miami por un tiempo y siempre estuvo vinculada al servicio humanitario y, además, hablaba tres idiomas, reunía las condiciones solicitadas para el caso.
Aunque ambos venezolanos pusieron en riesgo su vida, los dos médicos solo pensaban en el Juramento del Profesional.
Señala la venezolana que uno de los momentos más difíciles fue el abordaje del barco de nave a nave. Esto se hizo en un mar embravecido lejos de la costa. Ambos pudieron haber caído a las aguas en medio de dos naves casi tocándose, señaló el diario La Nación.
El ejemplo de estos médicos venezolanos y otros tantos en el mundo del COVID 19 es motivo de orgullo. Frente a la xenofobia que se vive contra venezolanos en Latinoamérica ella es clara: “no merecemos ser juzgados”.
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2020-04-26
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