El brillo de los contratos multimillonarios en las Grandes Ligas suele acaparar los titulares, pero oculta otro atractivo financiero igualmente impresionante. Los jugadores de la MLB acceden a uno de los sistemas de pensiones más generosos y robustos de todo el deporte profesional, garantizando una seguridad económica que va más allá de sus años activos en el diamante.
La clave de este "retiro dorado" reside en los años de servicio, calculados meticulosamente por días en el roster activo o en lista de lesionados. Con apenas 43 días de servicio, un pelotero y su familia ya aseguran cobertura médica de por vida. Alcanzar los diez años de servicio abre la puerta a una pensión completa y beneficios médicos y de retiro ampliados.
Los montos de estas pensiones son sustanciales y se ajustan a la edad de retiro del jugador. Un pelotero con una década de servicio puede aspirar a recibir hasta 225.000 dólares anuales si decide empezar a cobrar a los 62 años. Incluso con solo cuatro años en la liga, las pensiones pueden rondar los 34.000 dólares anuales, ofreciendo un respaldo considerable.
Este sistema diferencia a la MLB de otras grandes ligas deportivas. A diferencia de la NFL o la NBA, donde las pensiones son significativamente menores, el béisbol ofrece beneficios financieros vitalicios que no dependen de la fama o el tamaño del último contrato. Esto asegura una red de seguridad única para sus atletas retirados.
La solidez de este esquema de pensiones es fruto de décadas de negociaciones entre la liga y la Asociación de Peloteros de la MLB (MLBPA). Esta estructura financiera robusta asegura que los jugadores, independientemente de la duración o el éxito de su carrera, puedan afrontar su retiro con una certidumbre económica envidiable dentro del mundo del deporte.
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