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Cortos de votos, los republicanos de la Cámara de Representantes abandonaron abruptamente el jueves un proyecto de ley para hacer frente a la crisis migratoria en la frontera sur de Estados Unidos después que maniobras de último momento no lograron asegurar el respaldo de los conservadores.
Una hora después convocaron a una reunión urgente para analizar cuál será su próxima estrategia.
Los sorpresivos sucesos, en el último día laborable del Congreso antes de unas vacaciones veraniegas de cinco semanas, fueron un revés embarazoso para John Boehner, el presidente de la cámara baja, y su equipo luego que un pequeño grupo de legisladores afiliados al movimiento conservador Tea Party volvieron a echarles a perder sus planes.
Incluso si Boehner tenía éxito en reanimar el proyecto de ley fronterizo, no había posibilidades de que pudiera ser reconciliado con una versión muy distinta que aguarda la acción del Senado en forma oportuna para enviarla al presidente Barack Obama antes de que el Congreso parta el viernes a su receso.
Los sucesos también fueron una decepción para la mayoría de los republicanos en la Cámara de Representantes, que estaban ansiosos de producir una solución legislativa a los problemas en la frontera, donde decenas de miles de niños que viajan solos han estado llegando provenientes de Centroamérica e ingresan a Estados Unidos sin autorización. Muchos legisladores republicanos estaban renuentes a regresar a sus distritos para dar la cara ante los votantes sin haber actuado al respecto.
"No puede esperar; es una crisis humanitaria", dijo Hal Rogers, republicano por Kentucky y presidente de la Comisión de Asignaciones Presupuestarias, antes de que la votación en torno a la medida de 659 millones de dólares fuera cancelada. El representante les rogaba a sus colegas republicanos que respaldaran la legislación con el fin de enviar recursos a la frontera y deportar con más rapidez a los jóvenes que llegan.
"Este proyecto de ley se requiere con urgencia", afirmó Rogers.
Pero no estaba claro si este tipo de posición prevalecería y aglutinaría de nuevo a los republicanos.
"Aún hay miembros que están convencidos de que (su posición política) se verá en peligro en sus distritos si no ‘hacemos algo"‘, dijo el representante conservador John Fleming, republicano por Louisiana, quien dijo oponerse a gastos adicionales en la frontera.
"Estoy totalmente en desacuerdo con ellos en eso. Creo que al hacer algo, lo único que estamos logrando es asumir nosotros la pesadilla de Obama. Él la creó", agregó.
Concesiones significativas del liderazgo no lograron asegurar respaldo de un pequeño grupo de legisladores afiliados al Tea Party y renuentes a darle dinero a Obama sin antes tomar medidas para poner límites a su autoridad ejecutiva en torno a la inmigración. Esos legisladores fueron aguijoneados por el senador Ted Cruz, republicano por Texas, que los convocó a cenar pizza el miércoles por la noche con el fin de diseñar estrategias en contra del proyecto de ley.
A medida que crecía la oposición de los conservadores, los republicanos acordaron el miércoles por la noche programar una votación separada en torno al proyecto de ley con el fin de impedir que Obama extienda la exención de deportación a más inmigrantes que se encuentran en Estados Unidos sin permiso, más allá de los 500.000 que ya se han beneficiado del programa creado por él.
Eso pareció granjearse el favor de algunos legisladores para el jueves por la mañana, pero a medida que el día avanzaba los conservadores y grupos externos declararon que la medida era insuficiente.
Entonces, justo antes de que comenzara la votación sobre el proyecto de ley fronterizo, hubo una pausa inexplicable en la cámara baja y repentinamente el secretario lector anunció un proyecto de ley sobre carreteras no relacionado con el anterior.
Minutos después, el proyecto sobre la frontera desapareció de la agenda de la Cámara de Representantes para el día, y Boehner y otros líderes de ese recinto emitieron el siguiente comunicado: "Esta situación muestra la profunda preocupación dentro de nuestra conferencia —y entre el pueblo estadounidense— en torno a la necesidad de asegurar la seguridad de nuestras fronteras y la negativa del presidente (Obama) a ejecutar fielmente nuestras leyes… Seguiremos trabajando en soluciones a la crisis fronteriza y otros desafíos que enfrenta nuestro país".