Un hombre acusado de drogar durante casi una década a su mujer para que la violaran desconocidos, también enfrenta cargos por abuso infantil en Francia.
Los hechos ocurrieron en la ciudad francesa de Aviñón en el que Dominique Pélicot (70 años) drogó a su esposa Gisèle Pélicot (67 años) durante casi una década para ofrecer sus «servicios sexuales» de esposa «sonámbula y obediente» en una página web especializada en «intercambios libertinos».
En total, unos ochenta hombres violaron a Gisèle entre 2013 y 2020, en su propio lecho familiar, en Mazan (Vaucluse), un pueblo de 6.300 habitantes.
De acuerdo con medios locales, una treintena de ellos han desaparecido. El resto serán juzgados junto a Dominique, en un juicio sin precedentes.
Dominique Pélicot estaba considerado como esposo y padre de familia ejemplar, con tres hijos que lo «adoraban».
Casado desde hacía varias décadas nunca había tenido ningún descarrío conocido. Hasta que un vigilante lo descubrió fotografiando la ropa interior de las clientas en los servicios de un supermercado. Este hallazgo se transformó pronto en un escándalo vertiginoso. La Policía francesa descubrió en el ordenador personal de Pélicot fotografías de una de sus hijas desnuda, fotografías y vídeos de su esposa violada por desconocidos, en posiciones de masoquismo «duro».
Asimismo, Dominique explicó a los investigadores que lo hizo porque le gustaba ver cómo la tocaban otros hombres. En el examen psicológico que se le hizo no se descubrió ninguna patología o anomalía mental, pero sí una desviación sexual voyerista y «una personalidad perversa».
La noticia provocó un escándalo cuando descubría, con horror, el rostro más atroz de un «hombre normal». El padre de familia «ejemplar» era capaz de fotografiar a su hija desnuda con una óptica lasciva. El marido ejemplar drogaba a su esposa con tranquilizantes y ansiolíticos, vendiéndola como un objeto sexual a los desconocidos que pagaban «en efectivo» por dar rienda suelta a sus «fantasmas».
Una de sus hijas, Caroline Darian, descubrió en pleno juicio que ella misma pudo haber sido otra víctima de su padre. Y es que, durante la vista, y según publica The Telegraph, se confirmó que los investigadores descubrieron que su padre tenía en el ordenador una carpeta llamada «Mi hija desnuda».
Victima contrajo enfermedades de transmisión sexual
En cuanto a su esposa, que ha solicitado el divorcio, le diagnosticado cuatro enfermedades sexualmente transmisibles directamente imputables a las violaciones de las que no guardaba ningún recuerdo, además de un fuerte estrés postraumático con pensamientos suicidas.
En ese sentido, durante las pruebas forenses se le detectaron lesiones en sus zonas íntimas compatibles con las agresiones. Unas heridas que sus médicos habituales también vieron en revisiones rutinarias, pero que no supieron relacionar con estos abusos.
Asimismo, en las investigaciones se contabilizaron 92 violaciones y fueron identificados 50 hombres de diferente condición y que, según Dominique P., sabían que Gisèle estaba bajo los efectos de los medicamentos cuando tuvieron relaciones sexuales con ella.
Consecuencias legales
Las consecuencias legales para los acusados son severas. Su marido, Dominique Pelicot, se enfrenta a una pena de hasta 20 años de prisión por los delitos de violación agravada, drogadicción y abuso sexual.
Pocos de ellos, sin embargo, lo reconocieron ante los investigadores y esa será una de las cuestiones clave para determinar su grado de responsabilidad en el delito de violación agravada, que está penado con hasta 20 años de cárcel.
Los otros 51 hombres, que alegan en su mayoría haber pensado que la mujer se hacía la dormida o que tenía el consentimiento del marido, también enfrentan penas similares. Sin embargo, el juicio se centra en dilucidar el grado de responsabilidad de cada uno, especialmente cuando los videos, según las filtraciones, dejan pocas dudas sobre la falta de consentimiento de Gisèle.
51 hombres juzgados
Dominique Pelicot, de 71 años, volvió a reconocer los hechos este martes en la sala. Un proceso al que se enfrentarán hasta el mes de diciembre 51 acusados, aquellos que se han podido identificar entre los más de 70 rostros que vio la policía en todo el material.
Entre los juzgados hay hombres de todo tipo: de camioneros a médicos pasando por abogados o policías. 18 de ellos están en prisión. La mayoría han asegurado ante las autoridades que creían que Gisèle se hacía la dormida o que ella misma había tomado los narcóticos por su propia voluntad.
Otros mantienen que con el permiso del marido consideraban que no estaban haciendo nada malo. Algunos la habrían violado hasta en seis ocasiones, según la prueba que dejan los vídeos, que la policía ha definido como especialmente violentos.
La Voz de Galicia, apfdigital, ABC
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