Si tienes un perro, probablemente hayas presenciado cómo, después de un baño o un chapuzón, se sacude con tanta fuerza que el agua vuela en todas direcciones. Este comportamiento es más que una simple reacción: es una estrategia eficaz para secarse rápidamente.
Cuando un perro se moja, el agua queda atrapada en su pelaje, aumentando significativamente el peso que lleva encima. Esto puede ser incómodo y, en climas fríos, incluso peligroso, ya que la humedad en el pelaje puede enfriar rápidamente el cuerpo del animal. Aquí es donde entra en acción el "sacudido": un movimiento instintivo que aprovecha la física para eliminar el exceso de agua.
La sacudida comienza en la cabeza del perro y se propaga hacia la cola. Este movimiento rotacional es sorprendentemente eficiente. Estudios han demostrado que los perros pueden eliminar hasta el 70% del agua acumulada en su pelaje en cuestión de segundos. Esto se logra gracias a la velocidad angular que alcanzan durante el movimiento, que puede ser hasta 10 veces mayor en la cabeza que en el resto del cuerpo.
Este fenómeno no es exclusivo de los perros; muchos otros mamíferos peludos, como osos, ratones e incluso nutrias, también utilizan sacudidas para secarse. Sin embargo, los animales más pequeños suelen sacudirse más rápido debido a la proporción entre su peso corporal y la cantidad de agua atrapada en su pelaje.
Además de ser una solución eficiente, esta técnica ahorra energía. Si los perros dependieran únicamente del calor corporal o del sol para secarse, gastarían mucha más energía y tiempo, lo que podría ser problemático en situaciones donde necesitan mantenerse activos o huir de depredadores.
Así, lo que parece un simple gesto instintivo es en realidad una herramienta evolutiva que ha permitido a los perros y otros mamíferos adaptarse mejor a su entorno. La próxima vez que veas a tu perro sacudiéndose, puedes apreciar el ingenio detrás de este movimiento tan común como fascinante.
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