Una alimentación saludable no solo depende de lo que comemos, sino también de cuándo lo hacemos. Según los nutricionistas, respetar los horarios de las comidas ayuda a mantener un buen metabolismo, controlar el peso y regular los niveles de energía a lo largo del día. Establecer una rutina alimentaria coherente permite que el cuerpo funcione mejor y previene problemas como la obesidad, la diabetes o los trastornos digestivos.
El desayuno es considerado la comida más importante del día, ya que rompe el ayuno nocturno y proporciona la energía necesaria para comenzar la jornada. Los expertos recomiendan desayunar antes de las 9:30 a.m., idealmente dentro de la primera hora después de despertarse. Saltarse esta comida puede afectar la concentración, aumentar la sensación de fatiga y provocar que comamos en exceso más adelante.
El almuerzo debe realizarse alrededor de la 1:30 p.m. En este momento del día, el cuerpo necesita recargar energía tras la actividad de la mañana. Un almuerzo equilibrado, compuesto por proteínas magras, carbohidratos complejos, vegetales y grasas saludables, favorece la saciedad y evita los bajones de energía en la tarde. Además, comer a esta hora permite que el cuerpo tenga tiempo suficiente para digerir adecuadamente antes de la cena.
En cuanto a la cena, los nutricionistas sugieren hacerla si pasar las 9:00 p.m. Es importante que esta comida sea ligera y que se consuma al menos dos o tres horas antes de acostarse, para que la digestión no interfiera con el sueño. Una cena equilibrada y temprana contribuye a un mejor descanso, regula el metabolismo nocturno y evita el almacenamiento excesivo de calorías.
Importante
Además de los horarios, es recomendable mantener una rutina constante y evitar comer a deshoras. Incluir dos meriendas saludables -una a media mañana y otra a media tarde- puede ayudar a mantener estables los niveles de glucosa y controlar el apetito.
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