Cada año aumenta las cifras de niños y niñas que reciben un diagnóstico de Trastorno del Espectro Autista (TEA), en marzo de 2023 en Estados Unidos se publicó en el informe semanal de morbilidad y mortalidad que 1 de cada 36 niños tienen autismo, siendo este el porcentaje más alto de todos los tiempos, en el año 2000 era 1 de cada 150 y en el 2010 era 1 de cada 68 niños.
Si el promedio de alumnos por salón en un colegio es entre 30 y 40 alumnos por salón, podemos concluir que al menos tendremos en un salón de clase al menos uno de ellos tendrá TEA.
Mientras en muchos países vecinos a Venezuela hay tutores pagados por el gobierno que acompaña durante toda la clase a cada alumno diagnosticado dentro del Espectro Autista, en Venezuela apenas el 28 de marzo de 2023 la Asamblea Nacional Constituyente aprobó por primera vez la Ley para la Atención Integral a las Personas con Trastorno del Espectro Autista, aunque sabemos que es un gran logro, sin duda estamos a muchos años de una verdadera inclusión.
La verdadera inclusión
Actualmente la Maternidad Concepción Palacio en Caracas cuenta con una Unidad de Autismo, donde hay excelentes profesionales trabajando en pro de todas las personas dentro del TEA, hace pocos días abrió los cupos para las citas del 2024 y aunque hacen un gran esfuerzo, es bastante limitado la cantidad de personas que pueden atender en el año.
Hace poco escuché de un profesor decir al tener en el salón de clase un alumno con TEA, él dijo: “¿y cómo lo trato? Yo no soy un profesor de Educación Especial, para eso hay una carrera que incluso dura 5 años” y me puse a analizar, es cierto lo que dice el profesor, su queja es válida.
La realidad sobre el TEA
La realidad es que viene un panorama donde el TEA estará más presente en los salones de clases y la realidad es que los maestros, docentes e incluso el colegio no estamos preparados para la verdadera inclusión, para así darle una educación adaptada a sus requerimientos, un espacio amplio en la escuela para que pueda drenar todos los estímulos que reciben y así muchas exigencias mínimas que deberían tener.
Y si nos vamos a la educación pública el panorama es mucho más crítico, los chamos con TEA son bien estructurados, imagínense que ni siquiera tienen clase todos los días, sin hablar de que la dieta que deben tener es bien particular para cada uno, el PAE no cumple con esos requerimientos y las cantinas tampoco; los olores también les afecta, el colegio debe cuidar con que productos realizan la limpieza diaria, el sitio donde calientan la comida, etc.
Un siglo de verdadera inclusión
Definitivamente estamos a 100 años de una verdadera inclusión, mientras esperamos que las políticas gubernamentales den respuestas efectivas, debemos generar iniciativas pertinentes para acompañar a niños y padres en un proceso de larguísimo esfuerzo donde el personal especializado es clave para obtener los resultados esperados.
Puntos a considerar
Tres grandes líneas gruesas a ser tomadas en consideración
- La inclusión es el primer paso necesario, pero insuficiente, el verdadero hito es la integración. Encontramos en muchas organizaciones de corte privado, esfuerzos muy importantes por abrir sus puertas y facilitar la incorporación de niños con TEA. No obstante, la integración exige de mucha creatividad, disposición y capacitación; condiciones que no siempre están dadas en los equipos docentes. Es responsabilidad de los directores de centros educativos ponderar con mucho cuidado los esfuerzos en materia de integración de los estudiantes que forman parte y pertenecen al espectro.
- Sensibilizar y actualizar. La integración exige la sensibilización de los cuerpos docentes, incapaces de origen de atender adecuadamente a niños con condiciones especiales. Esto se debe abordar desde la reflexión permanente y la formación. INVEDIN es sin duda la referencia nacional para encontrar especialistas que ayuden a las instituciones educativas a orientar de mejor manera los procesos formativos.
- Fortalecer las unidades de orientación psicológica. Se requieren más expertos, psicólogos, psicopedagogos, terapistas (ocupacionales, conductuales y del lenguaje). Conocemos de experiencias muy importantes donde el colegio ofrece acompañamiento especializado que redunda en mejores respuestas y atención a las familias con TEA. No podemos escatimar, se requiere fortalecer las unidades responsables en todos los colegios. El diagnóstico precoz es fundamental. Todo lo que pueda hacerse para ayudar a los padres a recibir una evaluación certificada, académicamente válida, redundará en mejores desarrollos cognitivos por parte de los niños con TEA.
Gracias por llegar hasta el final.
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