El martes 8 de abril, alrededor de la 1:00 a.m., el techo de la discoteca Jet Set —un ícono cultural de Santo Domingo con 50 años de historia— se derrumbó durante un concierto del merenguero Rubby Pérez. Más de 300 personas estaban en el lugar, y el video del incidente muestra cómo las lámparas y la estructura cedieron abruptamente, sepultando a la audiencia bajo escombros.
Entre las 225 víctimas fatales confirmadas se encuentran el cantante Rubby Pérez, los exbeisbolistas de las Grandes Ligas Octavio Dotel y Tony Blanco, y la gobernadora de Monte Cristi, Nelsy Cruz. Además, 189 personas fueron rescatadas con vida, aunque decenas permanecen hospitalizadas con traumatismos graves. El presidente Luis Abinader declaró tres días de luto nacional y calificó el suceso como "una de las peores tragedias en la historia reciente del país".
Antonio Espaillat, dueño del local, aseguró en un video que colabora "total y transparentemente" con las autoridades. Sin embargo, familiares de víctimas y sobrevivientes cuestionan las condiciones estructurales del recinto, que había sufrido un incendio hace dos años. Algunos especulan que las reparaciones posteriores fueron insuficientes.
El Ministerio de Salud informó que la mayoría de las muertes fueron instantáneas, causadas por golpes en la cabeza y el pecho al desplomarse el techo. Equipos internacionales de rescate, incluyendo expertos de Israel y Puerto Rico, apoyaron las labores, pero el miércoles 10 de abril se declaró finalizada la fase de búsqueda de sobrevivientes.
¿Qué provocó el colapso del techo?
Las causas exactas siguen bajo investigación, pero testimonios de sobrevivientes revelan señales de alerta. Luis Graveley, quien logró escapar, relató que minutos antes del derrumbe cayeron "arenilla" y escombros menores. Un video captó a un asistente gritando: "¡Se cayó algo del techo!" antes del colapso total.
Expertos evalúan si el incendio de 2023 debilitó la estructura. El gobierno dominicano conformó un equipo multidisciplinario con expertos internacionales para analizar fallas en materiales, diseño o mantenimiento. Hasta ahora, no se han revelado informes de inspecciones previas al desastre.
El club, con capacidad para 500 personas, operaba desde 1975 y era frecuentado por políticos, artistas y deportistas. Su evento "lunes bailable" atraía a cientos cada semana, lo que aumentaba la carga estructural. Testigos mencionan que el techo mostraba signos de deterioro, aunque no hay confirmación oficial.
Mientras las familias reclaman respuestas, el dueño Antonio Espaillat insiste en su cooperación. "No hay palabras para el dolor que esto genera", declaró, aunque evita abordar posibles responsabilidades legales.
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