Testimonios de fe, constancia y trabajo caracterizan a la diáspora venezolana en el extranjero, afirmó con vehemencia el cardenal Baltazar Porras.
Durante su visita a la sede del Bloque DEARMAS reaccionó a la situación que atraviesan los criollos radicados en Estados Unidos, quienes podrían ser deportados por posibles irregularidades migratorias.
“Yo diría que una de las alegrías que siento en mi corazón, en todo esto viaje que me ha tocado por diversos países, es dar gracias a esa llegada de venezolanos que lo han entregado todo, aun no teniendo todavía una estabilidad económica o familiar o lo que sea, pero esa fe nació y creció aquí y ese conocimiento científico de médicos y de economistas y de tantas profesiones o servicios, pues ponen muy en alto pues nuestro gentilicio”, aseguró.
Foto: José Félix Lara
"Todos tenemos un José Gregorio por dentro"
Alabó a quienes han enfrentado toda clase de retos para tener un mejor futuro. “Por supuesto que estar en otros países, a veces con otra lengua, con costumbres distintas, con lo que significa una avalancha tan grande de venezolanos y sin embargo están allí sirviendo a muchas comunidades”.
Respecto a la santificación del beato José Gregorio Hernández, espera que este año culmine el proceso. “Estamos pidiendo al Señor y Dios quiera que así sea, que en este año sea el Papa, en la plaza de San Pedro, y que nos encontremos con el primer santo venezolano, médico, laico, científico, entregado al servicio de los demás”.
Emplazó a los fieles católicos a ser mejores personas y seguir con el ejemplo del “Médico de los pobres”, a diario. “Yo creo que todos tenemos en el corazoncito pues un José Gregorio y no solo los venezolanos, sino hoy en día pues se ha expandido por el mundo entero lo que es su mensaje de paz, su mensaje de servicio y su mensaje hecho primero con un gran sentido de pluralidad”.
La fe ante todo
Finalmente, envió un mensaje a quienes atraviesan por circunstancias difíciles y se sienten desesperanzados.
“Todos tenemos esos tropiezos pues en la vida y los tropiezos están no para hundirnos, no para que nos carguen como una piedra y caigamos a lo más hondo del mar. Eso hay que superarlo, por supuesto que eso cuesta, exige sacrificio, exige constancia, exige tiempo y que no lo hagamos solos. Busquemos la ayuda de nuestras comunidades, empezando por la familia, lo que dé razón de ser de nuestra vida para bien y servicio de los demás”, concluyó.
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