El cuidado adecuado de un piercing en el ombligo es esencial para evitar infecciones y garantizar una correcta cicatrización. Sigue estos pasos para mantener tu piercing limpio y saludable:
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Lávate las manos
Antes de tocar tu piercing, lávate bien las manos con agua y jabón antibacterial. Esto reduce el riesgo de introducir bacterias en la zona.
Limpia el área con solución salina
Prepara una solución salina mezclando 1/4 de cucharadita de sal no yodada en una taza de agua tibia. Usa un bastoncillo de algodón o una gasa limpia para aplicar la solución alrededor del piercing, asegurándote de eliminar cualquier residuo o costra. No uses alcohol ni peróxido, ya que pueden irritar la piel.
Enjuaga con agua tibia
Después de limpiar, enjuaga suavemente el área con agua tibia para eliminar cualquier resto de solución salina. Asegúrate de que no queden residuos que puedan secar o irritar la piel.
Seca con cuidado
Utiliza una toalla de papel limpia o una gasa para secar el área. Evita usar toallas de tela, ya que pueden albergar bacterias. Seca dando suaves toques en lugar de frotar.
Evita mover el piercing innecesariamente
No gires ni cambies la posición del piercing mientras limpias, ya que esto puede causar irritación o introducir suciedad.
Sigue una rutina diaria
Limpia tu piercing dos veces al día durante las primeras semanas y reduce la frecuencia a una vez al día conforme la herida sane. La cicatrización puede tardar entre 6 y 12 meses, por lo que es importante mantener buenos hábitos.
Evita irritantes
No uses cremas, aceites ni perfumes en la zona. Evita piscinas, jacuzzis y cualquier actividad que pueda exponer tu piercing a bacterias hasta que esté completamente cicatrizado.
Si notas enrojecimiento, hinchazón, secreción amarilla o dolor persistente, consulta a un profesional de la salud o a tu perforador para asegurarte de que no haya infección.
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