El término árabe Maktub significa “estaba escrito” y significa que el destino es el encargado de fijar todo lo que ocurre en la vida de una persona. Es justo lo que define a Amara Alsayed: nació y creció en la lejana Siria, por lo que nunca podría haber imaginado que terminaría mudándose a Venezuela y enamorando a los televidentes de Venevisión con sus recetas.
Ni siquiera hablaba español cuando pisó Puerto Ordaz por primera vez, pero le gustaba la cadencia del idioma y se propuso aprenderlo lo más rápido posible. Su padre, un comerciante sirio, se había establecido en San Félix, estado Bolívar. Durante un tiempo él estuvo yendo de visita a su país natal y regresaba a Venezuela a trabajar, hasta que decidió que toda la familia Alsayed abandonara Siria.
“Llegué en 2003 a los 17 años, mis hermanos vivían aquí y yo estaba en Siria con mi mamá. Quisimos venir para estar todos en familia. Mi papá vivió aquí en los años 80, trató de traer a la familia, pero en ese tiempo no pudo. Yo quería aprender español porque se lo escuchaba a mis hermanos y primos cada vez que iban a Siria, me encantaba el acento y quería aprenderlo. Al año de estar en Venezuela lo hablaba 50%, agarraba una hoja y practicaba los verbos. Lo aprendí literalmente en la calle, en el centro de San Félix haciendo comercio”, cuenta con una pronunciación bien cuidada.
Los varones de la familia tenían negocios en el próspero estado, y ella como buena hija de árabes también empezó a cuidar las finanzas familiares. En una de sus publicaciones de Instagram explica que “aprendí el español con la gente y con nuestros empleados. Al principio me daba pena hablarlo en voz alta, me sentía insegura y pensaba que podían burlarse de mí. Pero lo mejor fue que jamás en 20 años viviendo en Venezuela algún venezolano se burló de mi español, siempre me entendían cuando no sabía expresar bien y me ayudaban. Eso me encanta del venezolano, es colaborador y bien humilde”.
Trabajar sin distracción
Amara considera que no habla español perfecto, pero se desenvuelve bastante bien. Al inicio sufrió un choque cultural porque no se sintió cómoda del todo en su nuevo país. “Ahora yo amo a Venezuela con locura, pero al principio fue super difícil adaptarme al ambiente porque no es fácil el cambio de comida, ambiente, clima, gastronomía… Todo era diferente. Poco a poco fui adaptándome porque no tenía otra opción, ya no íbamos a volver a Siria”.
Está convencida y agradecida del trato recibido en nuestro país, pues afirma que en Venezuela se respeta la cultura, la religión y las costumbres árabes. Existe alguna que otra excepción y cree que hay prejuicios sin razón, al igual que unas cuantas creencias malsanas sobre su estilo de vida.
“Hay un porcentaje que juzga bastante y no nos quiere, tienen la creencia de que somos malos, sifrinos o enchufados. Otros creen que tenemos lo que tenemos simplemente porque tuvimos suerte o no saben que uno trabaja duro para lograrlo. Piensan también que las mujeres son sometidas, que los hombres se casan con cuatro esposas… Todas esas cosas eran antes, hay quienes creen que somos terroristas, que somos malos, pero nosotros tenemos muchas costumbres que compartimos con los venezolanos y no somos tan cerrados como otros”, explica.
Al igual que muchos vio sus planes trastocados cuando llegó la pandemia, pues en ese momento intentaba montar una empresa de catering, eventos y fiestas. Sin embargo, el destino le tenía reservado algo mucho mejor.
De la pena a las pantallas
Amara comenzó a dedicarse a los videos en redes sociales en 2019. Estuvo haciendo recetas sencillas en Instagram, hasta que su oportunidad de aparecer en televisión llegó como caída del cielo. Gracias al presentador José Andrés Padrón se convirtió en chef invitada en Portada’s al día, el matutino de Venevisión.
“Siempre soñé con trabajar en televisión, gracias a Dios todos mis sueños los cumplo porque tengo metas y las tengo anotadas, por eso voy trabajando por ellas poco a poco. Yo busqué mi oportunidad, fui como invitada, les gustó bastante mi trabajo y desde ese momento hasta hoy ya tengo un año cocinando en el canal”.
Para esto viaja a Caracas dos veces al mes, pues su residencia principal queda en el estado Bolívar. Los días de grabación se levanta a las 4:00 am, se arregla, toma un avión a las 5:00 am y de Maiquetía se va directo al canal, para luego cocinar en el programa y devolverse a Puerto Ordaz. Esta rutina la hace dos veces al mes, ejemplo de que cuando se quiere cumplir con el trabajo no importan las distancias.
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“Para nosotros la comida es unión”
Para nadie es secreto que en la cultura árabe se concentra en la comida para celebrar cualquier ocasión. En el contexto árabe la comida se traduce en alegría y unión, por eso siempre arman banquetes enormes en los cumpleaños, fiestas de graduación y hasta en el mes de Ramadán.
A través de su Instagram Amara’s Food tiene claro lo que desea transmitir: “quiero que la gente vea que cocinar no es difícil, simplemente hay que tenerle amor a la cocina. De verdad que hoy en día el que no quiere aprender a cocinar es porque no quiere, a través de mis videos intento enseñarles que simplemente tenemos que poner amor, cariño y todo se puede lograr”.
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2024-05-24
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