EFE
La alfombra roja, icono de la cultura de la imagen de la sociedad occidental y escaparate de algunos de los diseños más cotizados de la moda, se convirtió en vestido de Alta Costura en París bajo la aguja de la firma Viktor & Rolf.
"Hay mucha obsesión con los famosos y la alfombra roja, por ello queríamos mostrarla como nunca antes se había visto", explicó a EFE tras este particular pase el dúo creativo formado por los holandeses Viktor Horsting y Rolf Snoeren.
Es novedoso observar este tejido sintético, pesado y semirígido, que pisan las estrellas del mundo del espectáculo, moldeado en torno al cuerpo como si fuera un modelo de cóctel.
La superficie rugosa de la unión de un sinfín de filamentos fue para los modistos como tela de toalla, por lo que la enrollaron formando un modelo corto con escote palabra de honor de recién salida de la ducha.
También se convirtió en un vestido tipo globo, en una chaqueta de inmensas solapas, en una túnica más larga por delante que por detrás, en definitiva, en una prenda que, como si se tratara de una manta, cubre a la persona de forma estilizada.
A juzgar por la veintena de propuestas, se diría que Horsting y Snoeren desenrollaron la alfombra y se pusieron con tijeras y alfileres a montarla sobre el cuerpo, puesto que la composición mantuvo los cortes en ángulo recto y un ancho similar en todos los modelos.
El objetivo es "hacer reflexionar a la gente y enseñar algo bonito", precisaron respecto a este nuevo ejercicio estilístico de su experimentación más radical y llamativa de la Alta Costura.
Completaron la colección con un tejido más maleable, sobre el que aplicaron manchas de animales de tela de alfombra, un trabajo hecho a mano que implicó 300 horas de trabajo por silueta.
Los diseñadores recordaron así que los estampados de leopardos, cebras y jirafas están asociados con el "glamour" y que las pieles han sido usadas tradicionalmente por el ser humano como camuflaje.
Para quitar sobriedad a este experimento, Viktor & Rolf anudaron los vestidos con sus lazos característicos, que aquí fueron especialmente grandes para poder abarcar este rígido tejido, aunque sea sólo de forma ilusoria.
Fuera los tacones de la alfombra roja y dentro los zapatos Oxford recubiertos del material protagonista de esta colección de otoño-invierno, pareció anunciar la pasarela.
El desfile tuvo lugar en la Gaîté Lyrique, un centro cultural dedicado a la creación digital y situado cerca del barrio de Le Marais, en una sala acondicionada con una pasarela de… ¡alfombra roja!.
Al principio, sólo se oyeron unos aplausos, que parecían grabados, pero luego se abrió una ventana en la que se vio cómo catorce personas daban palmas.
"Quisimos convertir en música el aplauso que se oye en la alfombra", explicaron los modistos sobre una banda sonora "muy conceptual" para un trabajo igual de simbólico.
Habrá que ver si esta colección, además de llamar la atención sobre los valores que se imponen en la cultura occidental, termina en uno de estos escaparates, como la ceremonia de los Oscar o el Festival de Cannes.
Viktor & Rolf defienden que el propósito de estos diseños es artístico y apoyan esta idea con la pregunta: "¿Cuál es el objetivo final de un cuadro?".
2014-07-09