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El grupo español Mecano, muy popular en los 90, estaba integrado por la voz de Ana Torroja y el talento de Nacho y José María Cano.
Hace algo así como 30 años, Nacho Cano terminó una relación sentimental con la escritora Coloma Fernández Armero, y como buen como buen compositor dejó la huella de este amor, no en una, sino en dos canciones: de la etapa del amor quedó La fuerza del destino y de la pérdida 7 de septiembre.
El romance entre Coloma y Nacho comenzó a principios de los ochenta, cuando ambos eran muy jóvenes (ella tenía 19 años, como indica la canción). Como Coloma explicó, fue en concreto el 7 de septiembre de 1981 y ha definido la relación con Nacho como “un amor que ha marcado toda mi vida”.
En la letra de la canción hay algunas claves que dan pistas sobre como surgió aquello: cuando Nacho explica, en voz de Ana Torroja, que “una noche en el bar del oro / me decidí a atacar”, ese “oro” se refiere al Golden Village, uno de los templos de la noche madrileña de entonces situado en el barrio de Chamartín, donde Coloma acudió con una amiga y conoció a Nacho.
La canción resultante de esa experiencia es probablemente uno de los temas de amor más extraños del pop en español. En un género que suele pescar en las aguas del amor primerizo, convulso y que consume a sus protagonistas.
El 7 de septiembre habla del amor desde sus postrimerías, con una perspectiva calmada y analítica. De ese urgente y desesperado “oh, oh, oh, quiero estar junto a ti” de La fuerza del destino en 1989 se pasa a ese tímido “no sabremos si besarnos en la cara o en los labios” de 1991. De la discoteca, al restaurante. De “un ojo aquí y un diente allá”, a “las patas de gallo”.
2019-09-07
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