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Kazuo Ishiguro, el autor británico nacido en Japón que en “Los restos del día”, “Nunca me abandones” y otras novelas capturó el dolor perdurable de la memoria y las ilusiones peligrosas en una prosa precisa y elegante, ganó el Premio Nobel de Literatura el jueves.
La elección de Ishiguro, de 62 años, marca un regreso a la literatura tradicional tras dos años de selecciones poco convencionales de la Academia Sueca para el premio de 9 millones de coronas (1,1 millones de dólares). También continúa la tendencia de otorgar el premio a autores británicos nacidos en otras partes del mundo como V.S. Naipaul, el ganador de 2001 originario de Trinidad y Tobago, y la galardonada de 2007 Doris Lessing, quien nació en Irán y creció en Rhodesia (ahora Zimbabwe).
“Algunos de los temas que he tratado de abordar en mi obra sobre historia, sobre no solo memoria personal sino la forma en la que los países, las naciones y las comunidades recuerdan su pasado y qué tan seguido entierran los recuerdos incómodos del pasado espero que ese tipo de temas sean realmente útiles de alguna manera para el clima que tenemos en la actualidad”, dijo Ishiguro el jueves en el jardín de su casa en el norte de Londres.
Ishiguro ya era uno de los autores más celebrados de Gran Bretaña. Obtuvo el premio Booker por “Los restos del día”, recibió una medalla de la Orden del Imperio Británico y suele aparecer en las listas de los grandes autores del país. La academia calificó sus ocho libros, que también incluyen “Un artista del mundo flotante” y “El gigante enterrado”, como obras de una fuerza emocional que descubren “el abismo debajo de nuestro sentido ilusorio de conexión con el mundo”.
Muchos lo conocen por “Los restos del día”, un éxito de ventas publicado en 1989 que gracias al Nobel regresó a la lista de los 10 más vendidos en Amazon.com. La novela puede leerse como una versión más oscura de las historias cómicas del personaje Jeeves de P.G. Wodehouse, con un mayordomo en una gran casa que reflexiona sobre una vida al servicio de la aristocracia. Los ritmos suaves y su estilo "Downton Abbey” gradualmente se profundizan hasta crear un retrato evocador del represivo paisaje emocional y social de Inglaterra en el siglo XX y el ascenso mortal del fascismo que tantos no pudieron notar o evitar.
“¿Qué podemos sacar de volver la vista atrás siempre y culparnos si nuestras vidas no salieron como habríamos deseado?”, escribe Ishiguro. “La dura realidad es, sin duda, que para gente como usted o yo hay pocas opciones fuera de dejar nuestro destino, al final de cuentas, en las manos de esos grandes caballeros en la cima de este mundo para emplear nuestros servicios”.
Ishiguro ha explicado que ve al mayordomo como una metáfora de la indiferencia emocional y política. Una reseña de The Associated Press de la época de su publicación destacó que el autor “revierte cuidadosamente el cliché de ‘lo que vio el mayordomo’ al construir una novela sobre lo que no vio el mayordomo”. Salman Rushdie más tarde escribió que “justo bajo la finura de la superficie de la novela hay una turbulencia tan inmensa como lenta, pues ‘Los restos del día’ es de hecho una subversión brillante a los modos ficticios de los que parece descender en un principio. La muerte, el cambio, el dolor y el mal invaden el inocente mundo de Wodehouse”.
La adaptación cinematográfica de 1993 de la productora Merchant-Ivory, protagonizada por Anthony Hopkins y Emma Thompson, fue nominada a ocho premios Oscar.
Al igual que “Los restos del día”, su novela de 2005 “Nunca me abandones” es una historia de decepción e incertidumbre. Lo que parece ser la historia de tres jóvenes amigos en un internado gradualmente se convierte en una historia distópica con elementos de ciencia ficción que plantea interrogantes éticas desconcertantes. La adaptación cinematográfica fue protagonizada por Carey Mulligan, Andrew Garfield y Keira Knightley.
“Siempre me ha gustado la textura de la memoria”, dijo Ishiguro a www.writerswrite.com por la misma época en que se publicó "Nunca me abandones”.
“Me gusta que una escena sacada de la memoria del narrador es borrada en los bordes, cubierta con todo tipo de emociones y abierta para ser manipulada. No simplemente le estás diciendo al lector ‘esto y esto pasó”, también planteas preguntas como ¿por qué recordó ella este evento justo en este momento?, ¿qué siente al respecto? Y cuando dice que no puede recordar con mucha precisión lo que pasó, pero de todas formas nos cuenta, ¿qué tanto confiamos con ella?”.
La Academia Sueca sorprendió al mundo literario el año pasado cuando le otorgó el Nobel de Literatura a Bob Dylan, mientras que en 2015 abrió un raro espacio para autores de no ficción al reconocer a la periodista bielorrusa Svetlana Alexievich. Ishiguro prefiere la ficción en el arte, pero también trabaja en otros formatos. Ha escrito varios guiones, incluyendo el estreno de Merchant-Ivory “The White Countess”, y ha colaborado en canciones interpretadas por la jazzista Stacey Kent, para quien escribió el comentario del álbum "In Love Again".
“Componer canciones es una vieja pasión mía. Al comienzo de mi vida fui cantautor hasta que me dediqué a la ficción”, dijo Ishiguro, quien ha calificado a Dylan como uno de sus primeros héroes, al diario Independent en 2013.
El autor nació en Nagasaki pero se mudó a Inglaterra cuando era niño luego que su padre, un oceanógrafo, fue invitado a dirigir el Instituto Británico Nacional de Oceanografía. Admirador temprano de “Jane Eyre", es un viejo fan de los comics y el jueves dijo que estaba en discusiones para trabajar en una novela gráfica. “Esto es algo nuevo para mí y vuelve a conectarme con mi infancia, mi infancia japonesa leyendo manga”, explicó.
Estudió Letras Inglesas y Filosofía en la Universidad de Kent y uno de sus primeros mentores fue Malcolm Bradbury, quien enseñaba creación literaria en la Universidad de East Anglia. Después de algunos comienzos en falso, Ishiguro completó su primera novela, "Pálida luz en las colinas”, narrada por una mujer japonesa cuya hija se ha suicidado. Tanto su ópera prima como la novela nominada al Booker “Un artista del mundo flotante” se centran en personajes japoneses.
“Descubrí que mi imaginación cobró vida cuando me alejé del mundo inmediato a mi alrededor”, dijo al Paris Review en 2008, al recordar que sus obras de ficción fueron bien recibidas en sus clases de creación literaria.
“Cuando trataba de comenzar una historia con algo como ‘salí de la estación del metro Camden y fui al McDonalds y ahí estaba mi amigo Harry de la universidad’, no podía pensar en nada más, mientras que si escribía sobre Japón algo se desataba. Una de las historias que mostré a la clase se desarrollaba en Nagasaki cuando cayó la bomba y era contada desde el punto de vista de una joven. Mis compañeros de clase me dieron muchísima confianza. Decían ‘esas cosas japonesas son muy emocionantes y vas a diferentes lugares’”.
2017-10-05