El actor, quien ha destacado en producciones de talla internacional, ha usado los complejos días del 2020 para afianzar objetivos que había detenido por falta de tiempo
Angélica Pecado, La Soberana, La Mujer Perfecta, Cumbia Ninja, Puras Joyitas, El Comandante y Singular forman parte de su historia artística, pero el actor, Albi De Abreu, también ha hecho carrera detrás de las cámaras, como director, productor y escritor.
Hoy, residencia en Ciudad de México, se encuentra en la preproducción de La Infinidad del Odio, su primer largometraje. Con el guion bastante avanzado, son pocos los pasos que le faltan para terminar de definirlo y comenzar con la captación de recursos económicos para darle iniciar la grabación.
Este proyecto habla sobre los momentos de la vida donde te enfrentas a una situación con personajes malvados y te preguntas si la solución es atacar esa maldad con más violencia o hacerlo desde el amor. “Nunca sabemos hacia dónde vamos ante un personaje malvado, ante una situación de injusticia con órganos de poder que tienen todas las de ganar. A veces reaccionamos desde el amor y perdemos. A veces reaccionamos desde el odio y ganamos. Quiero dejar esa reflexión abierta en la mente del público”, precisa.
Actualmente está al aire en varios proyectos de talla internacional, como Distrito Salvaje, una producción colombiana. También en La Bandida, un proyecto que ha calado muy bien en países como Brasil, Italia y Polonia. Aún, sin fecha de estreno, está La Negociadora, una miniserie mexicana, protagonizada por Bárbara Mori, que cuenta la historia de una negociadora que debe lidiar con el secuestrador más implacable de todo México.
A finales de octubre comenzó la grabación de una película, vía Zoom, que cuenta con la participación de artistas de varios países. La pandemia, como punto de partida, es el marco de esta historia, dirigida por un cineasta venezolano.
Fue galardonado por los Premios de la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas, como mejor actor de reparto, por su participación en la película venezolana La Noche de las Dos Lunas, dirigida por Miguel Ferrari, que trata sobre un proceso de fecundación.
Albi confiesa que sabía sobre la fertilización, pero gracias a esta película pudo ampliar sus conocimientos, se pudo documentar. “Me causa mucho sentimiento el amor de un hijo hacia su madre, y poniéndome en los zapatos de los personajes, me desespero porque es una situación sumamente difícil saber que tener un hijo para algunas personas es tan complicado y pasar por una situación tan extrema como tener que decidir si tu hijo, que está por equivocación en el vientre de otra persona, tiene que quedárselo o debe ser regresado a ti”, destaca.
Z3D: Eres un actor al que los personajes buenos o malos se le dan con fluidez. ¿Se puede aprender algo de un personaje malo?
AD: Decir que un personaje es malo es una etiqueta. Yo como actor los veo como un ser humano y, realmente, pienso que la maldad viene de la situación en que la vida te pone en ese momento. Digamos que lo que te hace malo o bueno es la decisión que tomes en un determinado momento de tu vida y cómo afecta a otra persona, logrando que se vuelva una "víctima".
Algo interesante de la maldad es que muchas veces, quien la comete, no sabe que está siendo malo. Lo que he logrado aprender de estos personajes "malos" es que todos son seres humanos. Son person0ajes que en vez de juzgarlos tengo que ir hasta las profundidades y tratar de entender por qué esta persona, pudiendo haber decidido diferente, decide sobre algo que puede hacerle daño a quien comparte escena con él. Sobre eso uno puede armar un villano tridimensional, con el que se pudiera desarrollar cierta empatía.
Z3D: ¿Llegaste a pensar la receptividad con la que serían recibidos tus personajes?
AD: Uno lo planea, pero a veces no pasa así (risas). Soy un tipo muy positivo y uno siempre planea que esos personajes tengan mucha receptividad, y aunque a veces no siempre pasa, creo que en general me ha ido muy bien, son los personajes que más han destacado muchas veces.
Z3D: En Venezuela eres un actor muy reconocido. ¿Cómo fue abrirte camino en otros países? ¿Cómo ha sido la experiencia de trabajar en producciones donde coexisten tantas nacionalidades?
AD: Siempre el camino es un poquito cuesta arriba, no se te conoce del todo. Algunos han visto tu trabajo, algunos han escuchado tu nombre, están como abiertos a darte la oportunidad, pero no todo el tiempo sucede tan fácil. Es un camino duro que hay que recorrer, hay que abrirse, hay que ganarse el respeto, hacerse un suelo sólido y a partir de ahí las puertas se van abriendo solas.
Z3D: ¿Cuál ha sido tu motivación este 2020 en medio de la pandemia?
AD: Soy una persona que cuando no graba, trabaja mucho en casa. La pandemia lo que ha hecho es mantenerme por más tiempo dentro de la casa. He decidido verle el lado positivo y al no haber grabaciones, he podido retomar algunos proyectos que tenía paralizados por falta de tiempo y he adelantado tremendamente. Además, he aprovechado la presencia de mi esposa en casa, que me parece algo maravilloso y me encanta tenerla alrededor.
He estado haciendo más ejercicios que nunca, comiendo mejor que nunca. De hecho, creo que estoy en mejor estado físico, como nunca antes había estado (risas). Me siento muy, muy bien.
Z3D: La felicidad es palpable en tus redes sociales. Tienes una relación muy bonita. ¿Cómo te ves con tu esposa, Andrea Lacoste, en un par de años?
AD: Mejor que ahora. Siempre somos muy positivos. Somos una pareja que siempre mira hacia adelante, estamos llenos de mucha luz, estamos siempre inventando proyectos, cosas que queremos hacer. Visitando nuevos sitios, conociendo nuevas personas. Tenemos una relación bastante dinámica, bastante aventurera, digamos. Los dos tenemos ese espíritu con el que coincidimos muy bien y nos va excelentemente. Así que en un par de años no puede ser de otra forma que estando mejor de lo que estamos ahora.
Z3D: ¿Qué es lo más importante que han aprendido en su relación? ¿El arte, en lo personal, aporta algo distinto en su convivencia?
AD: Lo más importante que hemos aprendido es la comunicación. Tener una comunicación siempre desde el amor, nunca desde el orgullo ni de la parte herida. Tener una comunicación muy honesta, cuidando las palabras para no herir a la otra persona y también muy abierta para ese momento. Doblegar un poco el orgullo y hacer ajustes sin dejar de ser uno mismo ni perderse el respeto para que la otra persona se sienta bien y la convivencia pueda verse beneficiada.
Tenemos un gusto muy similar en las series y en las películas y sobre ellas debatimos ideas, nos desahogamos, tratamos de ver nuestro punto de vista sobre el mundo. Coincidimos en muchísimas cosas y eso nos genera una sensación de bienestar. Reforzamos el saber que nos elegimos bien el uno al otro, teniendo tanto en común.
Por Wanda López Agostini