El steak tartar, un plato crudo de carne molida o picada, es exquisito y lleno de sabor, pero preparar y consumirlo de manera segura requiere estrictas medidas de higiene y precaución para evitar riesgos de contaminación bacteriana y enfermedades alimentarias. A continuación, se detallan pasos clave para su preparación segura.
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Asegúrate de comprar carne de excelente calidad, preferiblemente de una carnicería de confianza y de tipo fresco. La carne destinada a platos crudos debe ser de una fuente segura, donde los estándares de manipulación y almacenamiento sean rigurosos. Idealmente, opta por cortes de carne magros y frescos, como el filete de lomo o solomillo.
La refrigeración es esencial en cada etapa. Lleva la carne directamente a casa después de comprarla y mantenla refrigerada a una temperatura de 4 °C o menos hasta el momento de su preparación. Lo ideal es prepararla y consumirla el mismo día que la compras. Antes de manipular la carne, lava y desinfecta tus manos, superficies y utensilios de cocina, como tablas de cortar y cuchillos, para reducir el riesgo de contaminación cruzada.
Una buena práctica es congelar previamente la carne durante al menos 48 horas a -18 °C, lo cual puede ayudar a eliminar parásitos que pudieran estar presentes. Al momento de prepararla, pica o muele la carne justo antes de servirla para minimizar la exposición al aire y a las bacterias.
Evita agregar huevos crudos o reduce su uso al mínimo, ya que son otro posible foco de contaminación. Si decides incluir huevo, asegúrate de que esté fresco y, si es posible, utiliza huevos pasteurizados para mayor seguridad. Además, otros ingredientes como cebolla, alcaparras y condimentos deben ser frescos y bien lavados.
Finalmente, una vez servido, consume el steak tartar inmediatamente y evita conservar restos, ya que la carne cruda pierde rápidamente su frescura y seguridad.
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