Los dolores corporales son una respuesta física del cuerpo, sin embargo, estos en muchas ocasiones son una manifestación de las emociones.
Es decir, las emociones, sobre todo las negativas, producen una activación en el cuerpo que no solo pueden producir una sensación de malestar, sino que pueden llegar a producir dolor físico.
¿Cómo se relacionan los dolores corporales con las emociones?
Según los expertos, el dolor puede provocar un malestar que va más allá de las sensaciones físicas, y puede afectar las emociones. Pero, paradójicamente esas emociones pueden alimentar e incrementar el dolor.
Por tanto, se puede decir que el dolor y las emociones están muy conectados.
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Molestias como reflejo de las emociones
Aunque muchas personas se niegan a aceptar que los sentimientos, emociones y pensamientos tienen un efecto en el cuerpo físico, está demostrado que estos si guardan una estrecha relación.
¿Cómo es esto posible? Las emociones liberan sustancias que generan sensaciones físicas en el ser humano y son capaces de causar dolores corporales.
Incluso, cuando la persona intenta bloquear sus sentimientos y evita vivir ciertas emociones, esto se traduce en otros lenguajes corporales que se acumulan sin permitir que fluyan a través del cuerpo, llegando a una tensión que genera dolor.
En tal sentido, la mala gestión de la parte emocional puede verse reflejada en diferentes partes del cuerpo. Tal como señala la escritora estadounidense Louise Hay, pionera en libros de autoayuda, las emociones mal gestionadas se pueden convertir en enfermedades.
Por tanto, solo escuchando nuestro interior, perdonando y agradeciendo se consigue acabar con los sentimientos enquistados y sus reflejos físicos, con el objeto de mejorar el bienestar y la calidad de vida.
Presta atención
Por ejemplo, los dolores de cabeza y problemas de migraña, suelen estar asociados al estrés y a la presión.
Mientras que un dolor en la parte alta de la espalda se relaciona con falta de apoyo emocional y la presión, el cosquilleo o el popular nudo en la garganta con aquello que nos callamos.
El de estómago se suele vincular con aquello que no conseguimos digerir, situaciones que somos incapaces de asimilar ni de aceptar.
Además, el dolor en la zona lumbar se debe a las preocupaciones económicas, en el cuello al rencor, el resentimiento y la culpa y en el hígado la ira y el enfado.
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2023-08-15
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