El cáncer de tiroides es una enfermedad que se origina cuando las células de la glándula tiroides, ubicada en la parte frontal del cuello, comienzan a crecer de manera anormal y descontrolada.
Aunque esta enfermedad puede presentarse a cualquier edad, es más común en personas entre los 25 y 65 años. Afecta con mayor frecuencia a las mujeres que a los hombres, y entre los factores de riesgo incluyen antecedentes familiares de enfermedades tiroideas, exposición previa a radiación en cabeza o cuello, y ciertas alteraciones genéticas.
En la mayoría de los casos, se diagnostica en etapas tempranas, lo que aumenta las posibilidades de tratamiento exitoso mediante cirugía, terapia con yodo radiactivo y seguimiento endocrinológico especializado.
Mujeres: las más vulnerables
La detección temprana de este tipo de cáncer es a menudo a través de un bulto en la glándula tiroides, y es crucial para un tratamiento eficaz y altas tasas de supervivencia.
Representa cerca del 1 % de las patologías oncológicas y, aunque su incidencia ha aumentado en las últimas décadas, es uno de los tipos de cáncer con mejor pronóstico.
De acuerdo con el doctor José Miguel Núñez, cirujano oncólogo y especialista en cabeza y cuello de la Clínica de Prevención del Cáncer (CPC) de la Sociedad Anticancerosa de Venezuela (SAV), el cáncer de tiroides se origina a partir de nódulos en los lóbulos tiroideos. La mayoría de estos nódulos son benignos, pero un pequeño porcentaje puede transformarse en maligno.
Existen dos grandes grupos de esta enfermedad. El primero corresponde al cáncer diferenciado, que incluye el carcinoma papilar -el más común y menos agresivo, presente en el 80 % de los casos- y el carcinoma folicular.
El segundo grupo es el cáncer poco diferenciado, donde se ubican el medular y el anaplásico, siendo este último el más agresivo y de peor pronóstico.
En sus etapas iniciales, el cáncer de tiroides suele ser asintomático. Sin embargo, conforme progresa, pueden aparecer síntomas como ronquera, dificultad para tragar o respirar, dolor en el cuello y ganglios inflamados.
Según Núñez, esta enfermedad es más frecuente en mujeres, probablemente por la influencia de los estrógenos y los cambios hormonales que ocurren durante etapas como el embarazo, los cuales pueden favorecer el desarrollo de nódulos tiroideos.
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