Lady Di, si de algo estamos seguros de ella es que Diana de Gales ha sido una de las mujeres más influyentes de los último 50 años. Pues no solo su bondad cautivó al mundo, sino también esa elegancia que la caracterizaba.
Hoy, esta mujer ha dejado invaluables recuerdos en el mundo de la moda y la joyería, siendo muchos de sus looks una referencia de estilo y glamour. Sin importar los años que pasen. Es por eso que haremos un repaso por cinco de los looks de Lady Di que no se deben olvidar.
El anuncio del compromiso real
El 24 de febrero de 1981 se anunció al mundo el compromiso más esperado: el de Carlos y Lady Di. Este fue el avistamiento oficial de la pareja en el que, no solo se comenzó a apreciar el impecable gusto de Diana para la ropa, sino que se pudo capturar la joya que llevaba en ese dedo especial.
La futura princesa de Gales vistió un traje de dos piezas de chaqueta y falda de corte midi en tono azul rey, con una camisa lazada con estampado de pájaros volando. Complementado con bailarinas y medias pantys.
Sin embargo, aunque muchos anhelaban conocer por fin a la futura reina de Inglaterra, el verdadero protagonismo se lo llevó una gran joya. Un fabuloso zafiro azul de 18 quilates, rodeado por 14 pequeños diamantes.
La gran boda de Lady Di
El traje de novia de Lady Di ha sido uno de los trajes más icónicos de la historia de la moda del siglo XX. Un vestido hecho por los entonces esposos Elizabeth y David Emanuel. Brilló no solo por su pomposa falda de princesa, sino también por el accesorio más valioso para ella: la tiara de su familia.
Esta increíble reliquia familiar, que pertenece a los Spencer, está hecha de oro con flores en forma de estrellas y está decorada con diamantes de diferentes tamaños. Destacando cinco al centro; uno de ellos de mayor tamaño y envuelto con un corazón.
Fue confeccionada con tafetán de seda y encaje. Además, se decoró con bordados a mano, lentejuelas y 10.000 perlas, que se disponían en forma de corazón.
Una auténtica masterpiece que se ajustaba mucho a las tendencias nupciales de la época. Sin dejar de lado el ideal de lo que debía ser el vestido de una princesa, el cual no tuvo menos que una cola de 7 metros.
Una joya, dos historias
Si hay dos momentos divertidos que se recuerden de la vida de la princesa Diana son: cuando bailó con John Travolta y cuando usó el mítico “vestido de la venganza”. Aunque no lo creas, ambos tuvieron algo en común: una joya imponente.
Una gargantilla formada por siete cadenas de perlas con un gran zafiro que era de la Reina Madre, la madre de la reina Isabel. A principios de su matrimonio, la princesa de corazones solía llevar la piedra preciosa como un prendedor, pero después decidió llevarlo en su cuello.
Esta espectacular pieza fue la protagonista con dos de sus vestidos negros más icónicos, como ese punto focal y brillante que no debe faltar para resaltar. El primero fue en 1985, durante una cena en Washington con un diseño de Victor Edelstein. El traje robó miradas por esa fluidez que demostró en la pista de baile.
El segundo fue en 1994 con una creación de Christina Stambolian para acudir a la gala de verano de la Serpentine Gallery. Un diseño que sin duda levantó polémicas por varias razones. La primera por el largo de la falda, ya que la realeza no debía llevar nada por encima de la rodilla. Sin embargo, ya estaba separada del Príncipe Carlos, así que fue por todas.
Además, eligió una gran y elegante forma de llevarse el protagonismo en que un polémico programa de televisión haría pública la relación adúltera de su esposo. Por lo que el apodo que se llevó este traje fue: “el vestido de la venganza”.
El final del principio
Cuando Diana y Carlos anuncian su compromiso, ella fue muy alabada por ese traje azul que hacía juego con sus ojos y destacaba su hermosa cabellera rubia. Pues Lady Di decidió cerrar el ciclo de esa tormentosa historia de amor con uno de los lenguajes que más le apasionaba: la moda.
Luego de firmar oficialmente el divorcio en 1996, una de sus apariciones más memorables fue en Sydney, al acudir a la cena del Instituto de Investigación Victor Chang. Lució un increíble vestido satinado en color azul, ceñido al cuerpo, completamente largo y con escote asimétrico firmado por Gianni Versace.
Este increíble y recordado atuendo combinó muy bien con una sortija que poseía una aguamarina en corte esmeralda que se rodeaba de pequeños diamantes, Misma joya que Meghan Markle lució el día de su boda con el Príncipe Harry.
Un momento inconcluso
Una Diana más segura de sí comenzaba a mostrarse al mundo. En una de sus últimas apariciones públicas antes de morir, la princesa acudió a una función especial del Lago de los Cisnes en junio de 1997. Ahí lució un collar de diamantes y perlas, el cual pronto fue conocido como el collar del ‘Lago de los Cisnes’.
Esta pieza, formada por cinco de las perlas favoritas de Diana y 178 diamantes, era parte de un juego completo que quedó inconcluso, pues le faltaban los pendientes.
Lamentablemente Diana falleció antes de que se completara este trabajo de joyería que no pertenecía a la Familia Real. Y según rumores, fue vendida en una subasta después del deceso de la princesa, en 1999.
El juego consiste en un collar y sus aretes hechos en diamantes y perlas del Mar del Sur, diseñado con la ayuda del Joyero de la Corona, Garrard. El conocido como Swan Lake Suit fue devuelto después de usar para que se pudiera trabajar de forma conjunta, pero nunca pudo volver por él.
Además, este celestial momento siempre será recordado en el mundo de la moda por ese perfecto diseño azul cielo, firmado por el diseñador francés Jacques Azagury. Mismo que respondía a una línea de estilo en donde vimos a una princesa lucir modelos que proyectaban cada vez más esa seguridad en sí misma. Y un poco más mesurados, ya que mostraban más su piel. Por Estefanía Roa.
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