Bañarse con agua fría o caliente tiene diferentes beneficios, hay quienes no soportan para nada el agua fría o todo lo contrario, muchas veces también no se trata de gustos si no de la temperatura de la zona en la que estamos, pero a partir de este artículo, toma en cuenta como tú decisión repercute en tu cuerpo.
Las duchas con agua fría por ejemplo regulan la temperatura del cuerpo, el metabolismo se acelera, aumenta la circulación sanguínea y oxigenación, obteniendo mayor producción de colágeno y elastina que brindan firmeza y elasticidad, además, las duchas de agua fría disminuyen la respuesta inflamatoria.
Por su parte la ducha se agua tibia es más relajante por la dilatación de los vasos sanguíneos, estimula la apertura de los poros de la piel y elimina células muertas, no obstante es importante no tomar una ducha muy caliente pues causa envejecimiento en la piel o incluso quemaduras.
Ya que tienes en cuenta las virtudes de cada ducha, ¿has considerado cuanto es el tiempo adecuado que debes permanecer bajo el agua?, la Organización Mundial para la Salud (OMS), asegura que el tiempo ideal debe ser de 5 minutos considerando no consumir más agua de la necesaria, además, excederse de este lapso o llegar a 10 minutos deshidrata la piel por absurdo que se lea pues, se pierde el agua transepidérmica natural de la piel.
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