Dormir es una necesidad vital para el cuerpo humano, tanto como comer o respirar. Durante el sueño, el cuerpo lleva a cabo funciones esenciales para la salud física y mental. Uno de los procesos más importantes es la reparación de tejidos, el fortalecimiento del sistema inmunológico y la consolidación de la memoria.
Los adultos necesitan entre 7 y 9 horas de sueño por noche, mientras que los niños y adolescentes requieren aún más. Además, la calidad del sueño es tan importante como la cantidad. Tener una rutina regular, evitar pantallas antes de dormir y crear un ambiente tranquilo son claves para un descanso adecuado.
Un descanso reparador ayuda a mantener un buen estado de ánimo, mejora la concentración y el rendimiento en las actividades diarias. La falta de sueño, por otro lado, puede causar fatiga, irritabilidad, problemas de atención, afectar el sistema cardiovascular y, aunque no lo creas, te puede hacer sentir una resaca.
Efectos de no dormir bien
Según la doctora Nuria Roure, psicóloga experta en trastornos del sueño, no descansar lo suficiente puede tener consecuencias graves en la salud a corto y largo plazo. En declaraciones para el portal CuidatePlus, Roure señala que "una noche sin dormir ya puede tener efectos negativos en la concentración, el estado de ánimo y el rendimiento físico e intelectual".
La especialista subraya que la falta crónica de sueño se asocia con un mayor riesgo de desarrollar enfermedades como hipertensión, obesidad, diabetes tipo 2 y trastornos cardiovasculares.
Además, advierte que dormir menos de seis horas por noche de forma habitual puede debilitar el sistema inmunológico y afectar la capacidad del cuerpo para regenerarse. Eso sin contar que “si pasas 20 horas despierto, es similar a haber consumido seis cervezas”.
En el plano psicológico, la doctora Roure explica que “el insomnio mantenido en el tiempo puede ser un factor desencadenante o agravante de trastornos como la ansiedad y la depresión”. Incluso en personas sanas, dormir poco altera la regulación emocional, volviéndonos más irritables, impulsivos o propensos al estrés.
También destaca el impacto negativo en la memoria y el aprendizaje: “Durante el sueño se consolidan los recuerdos y se eliminan las toxinas cerebrales. Si no dormimos bien, nuestro cerebro no puede completar ese proceso”.
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