La disforia de género en niños se refiere a una profunda incomodidad o angustia que desde edad temprana pueden sentir en relación con su identidad de género asignada al nacer.
Aunque no todos los niños que exploran su identidad de género experimentan disforia de género, es importante que los padres estén atentos a posibles señales que puedan indicar que su hijo está lidiando con estos sentimientos.
Síntomas de alerta
Uno de los primeros indicios puede ser una persistente insistencia en que su género es diferente al asignado al nacer. Por ejemplo, un niño asignado como varón al nacer puede afirmar repetidamente que es una niña, o viceversa. Esta afirmación suele ser constante y no solo una fase pasajera de curiosidad.
Otra señal puede ser una marcada preferencia por vestimenta y juegos típicamente asociados con el género opuesto. El niño puede rechazar rotundamente las prendas y juguetes que se alinean con su género asignado, mostrando una inclinación por aquellos que reflejan el género con el que se identifica internamente.
Los niños con disforia de género también pueden experimentar un malestar significativo con sus características físicas. Pueden expresar rechazo hacia su cuerpo o angustia al ver cambios corporales que no coinciden con su identidad de género, como el desarrollo de características sexuales secundarias.
Además, algunos niños pueden sentirse socialmente aislados, evitando interactuar con compañeros del mismo sexo asignado al nacer y buscando la compañía de niños del género con el que se sienten más identificados.
Este aislamiento puede estar acompañado de síntomas emocionales como ansiedad o depresión, ya que el niño lucha por entender su identidad en un entorno que puede no apoyar o comprender su experiencia.
Es esencial que los padres y cuidadores respondan con sensibilidad, brindando un espacio seguro para que el niño explore su identidad sin juicio.
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