Hubo una época en que Colombia no hablaba de otra cosa que la pasión entre Aura Cristina Geithner y el galán del momento, Miguel Varoni. No eran solo dos actores haciendo su trabajo; eran "La Potra Zaina" y su coprotagonista formando algo más en sus vidas privadas. Fue un romance que nació bajo el fuego de las cámaras y terminó bajo el bombardeo de una sociedad que, en los años 90, no perdonaba nada.
Hoy, Geithner ha decidido hablar al respecto sobre lo que por años se susurró en los pasillos de las productoras. La diva confiesa que fueron víctïmâs de una época donde el qué dirán pesaba más que un matrimonio, dejando claro que lo de ellos fue una "tragedia griega".
¡Cacheras y traiciones! Un amor que nació "con el pecado encima"
Este amor no fue nada color de rosa desde el inicio, cuando la química traspasó la ficción, ¡ninguno de los dos estaba libre! La Geithner y Varoni tenían compromisos previos. Por eso también fue el desprecio del público de que no podían estar juntos, la mujer más deseada del país señalada como "la otra", y el galán más codiciado como el infiel.
Aura Cristina recuerda ahora, que eran un par de jóvenes asustados que no supieron manejar el tsunami mediático que se les vino encima. En aquel entonces, no había redes sociales, pero el "radio pasillo" y las revistas de farándula los despedazaron. La presión era tanta que, en lugar de disfrutar se la pasaban escondiéndose.
Cuatro años de "tira y afloje" bajo la sombra del escándalo
Pero ojo, que esto no fue un amor de verano, asi duraron cuatro años intentando que lo suyo funcionara, a pesar de que el mundo entero los juzgaba, fue una relación marcada por la clandestinidad y el sentimiento de culpa. Según la misma Geithner, la etiqueta de "lo prohibido" les quedó tatuada en la frente, y eso terminó por marchitar cualquier romance. No podían ir a cenar sin que las mesas de al lado murmuraran, ni caminar por la calle sin sentir que los señalaban.
El ambiente era tan tóxico y cargado de prejuicios que la relación se convirtió en una lucha de resistencia en lugar de una historia de amor. Al final, el peso de ser "los pecadores oficiales de la televisión" terminó por asfixiarlos. Aura Cristina confiesa que esa herida tardó años en cerrar, no solo por la ruptura, sino por la humillación pública.
Después de años de ser la villana o la víctima en los titulares de chismes, la Geithner ha dado un giro de 180 grados. Ahora, en lugar de dar explicaciones en entrevistas serias, ha decidido facturar al mejor estilo de Shakira, y cantar sus propias verdades.
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