Ozzy Osbourne selló su despedida escénica junto a los miembros fundadores de Black Sabbath en un concierto histórico en Birmingham. Bajo el nombre "Back to the Beginning", el Rey del Metal apareció sentado en un trono negro coronado por un murciélago, revelando en 2020 su batalla contra el Parkinson. Geezer Butler, Tony Iommi y Bill Ward completaron la formación mítica, emocionando a una multitud que aguardó dos décadas este reencuentro. La noche fusionó nostalgia y solidaridad desde el primer acorde.
Antes de cerrar con "Paranoid", Osbourne conmovió al público: "Su apoyo a lo largo de los años ha hecho posible que vivamos como vivimos". Entre lágrimas añadió: "Gracias de todo corazón. Los quiero. Los queremos". El setlist incluyó himnos como "Iron Man", "War Pigs" y "N.I.B.", mientras en su acto solista resonaron "Crazy Train" y "Mr. Crowley". Jason Momoa ejerció como maestro de ceremonias de este coloso benéfico.
Metallica, Guns N’ Roses y Alice in Chains encendieron el escenario junto a Slayer, mientras Billy Corgan y Travis Barker sumaron explosividad. Steven Tyler robó ovaciones al cantar "Whole Lotta Love" con Tom Morello. Todos los fondos se destinaron a Cure Parkinson’s, el Hospital Infantil de Birmingham y el Hospicio Acorn, según confirmó Billboard. Un legado de metal convertido en esperanza.
Pioneros del género desde 1968, los Sabbath (doble Grammy y Salón de la Fama del Rock) cerraron su "gira eterna" tras el documental de 2017. Ozzy, reconciliado con su salud, confesó a ABC: "Me siento mejor ahora que he reconocido que tengo párkinson". Su último ruego a los fans: "Espero que me apoyen... los necesito". Birmingham atestiguó cómo la leyenda se despide, pero nunca se rinde.
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