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La pesada corona de Diana Spencer pudo ser de plomo…o de espinas

Miércoles, 25 de noviembre de 2020 a las 03:35 pm
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La pesada corona de Diana Spencer pudo ser de plomo, o de repente, de espinas. Nunca imagino aquella kindergaterina que su cuento de hadas sería una espeluznante pesadilla.

Como era de esperarse, la princesa de Gales se roba el protagonismo en la cuarta temporada de “The Crown”. Su conmovedora historia capta la atención de los televidentes, al igual que la Margaret Thatcher de Gillian Anderson.

El justo lugar de cada quien

Emma Corrin da vida a la inolvidable princesa del pueblo. Su parecido físico, ademanes y entrega en cámara hacen que el espectador recuerde a Lady Di. Es imposible que la gente se olvide de la Diana fashionista, filántropa, pero sobre todo, madre.

Asimismo, pasa con la imperturbable Thatcher, la mujer de hierro. Brillante, a todas luces descorazonada, pero con un ímpetu irrepetible.

En esta serie de Netflix cada quien tiene su justo lugar. La reina Isabell II es la reina, ni más ni menos. Apasionada por el bienestar colectivo, a veces sensible, a veces roble, pero siempre poderosa. Es la mujer que mueve los hilos, aunque eso se traduzca en conflicto con sus hijos.

Siempre Diana y nadie más

En realidad, la pesada corona de Diana comenzó con su arreglado compromiso. Interpuso su felicidad para satisfacer a otros y así queda reflejada en la trama. Sin embargo, no solo ella sufre. Carlos, Camilla y hasta la propia reina también son víctimas del desamor.

Entretanto, la presencia de Diana y su impacto en la serie está más que justificado. Fue una mujer ignorada y obviada, por eso su venganza se centró en opacar a su esposo. Si no tendría su amor, le arrebataría la fama y el amor de la gente. ¡Y lo logró!

La nueva etapa del drama es precisamente eso, intrigas, infidelidades, secretos de Estado y decisiones autocráticas con necesarias rectificaciones. Vale la pena regalarse el tiempo y disfrutarla, no solo por su puesta en escena, paisajes y diálogos, sino por su valor histórico.

Después de todo, nadie puede negar la pesada corona de Diana, lo cierto es que el calvario y el dolor de un matrimonio arreglado afecta a dos… o a tres a la vez.

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