Una limpieza facial profunda en casa es un proceso eficaz para eliminar impurezas, células muertas y puntos negros, lo que deja la piel fresca y radiante. Aquí te explicamos cómo hacerlo en seis sencillos pasos.
Limpieza inicial
Comienza limpiando tu rostro con un limpiador suave adecuado para tu tipo de piel (grasa, seca, mixta o sensible). Esto ayuda a eliminar la suciedad superficial, el maquillaje y los residuos de contaminación. Usa agua tibia para abrir los poros y facilitar el proceso.
Exfoliación
El siguiente paso es exfoliar la piel. Usa un exfoliante suave que contenga gránulos finos o un exfoliante enzimático si tienes piel sensible. Frota suavemente en movimientos circulares durante uno o dos minutos para eliminar las células muertas y mejorar la textura de la piel. Luego, enjuaga con agua tibia.
Vapor
El vapor es esencial para abrir los poros y preparar la piel para una limpieza más profunda. Llena un recipiente con agua caliente y coloca tu rostro a una distancia segura (alrededor de 30 cm). Cubre tu cabeza con una toalla para concentrar el vapor. Mantente así entre 5 y 10 minutos. Esto afloja las impurezas atrapadas en los poros.
Extracción
Si tienes puntos negros, este es el momento para eliminarlos suavemente. Usa tus dedos envueltos en pañuelos de papel o una herramienta especializada para extracciones. No ejerzas demasiada presión para evitar dañar la piel.
Mascarilla
Aplica una mascarilla según las necesidades de tu piel. Las mascarillas de arcilla son ideales para absorber el exceso de grasa, mientras que las hidratantes son excelentes para pieles secas.
Tónico y Hidratación
Después de retirar la mascarilla, aplica un tónico para equilibrar el pH de la piel. Finaliza el tratamiento aplicando una crema hidratante adecuada para tu tipo de piel.
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