Para hacer arepas, alimento tradicional de Venezuela, una de las preguntas más comunes es: ¿qué va primero, el agua o la harina? Aunque muchas personas tienen sus propias costumbres al prepararlas, los chefs expertos suelen coincidir en que primero debe ir el agua.
Según cocineros de cocina latinoamericana, como el chef venezolano Sumito Estévez, comenzar con el agua permite controlar mejor la textura final de la masa.
La técnica consiste en verter el agua en un recipiente grande, añadir una pizca de sal al gusto y, si se desea, un poco de aceite. Luego, se va incorporando poco a poco la harina precocida de maíz, mezclando con las manos o una cuchara para evitar grumos.
La razón principal de este orden es que al agregar la harina gradualmente al agua, se hidrata de forma más homogénea, lo que ayuda a lograr una masa suave, sin grumos ni partes secas.
Si se hiciera al revés, es decir, poner primero la harina y luego verter el agua, es más difícil controlar la cantidad exacta de líquido necesaria, y el resultado podría ser una masa dispareja o demasiado húmeda.
Además, este método permite ajustar fácilmente la consistencia. La masa para arepas debe quedar suave, moldeable y que no se pegue a las manos. Si queda muy seca, se puede añadir un poco más de agua; si está muy blanda, un poco más de harina. Este proceso es más intuitivo y manejable cuando se empieza con el agua.
Consejo útiles
Chefs y cocineros experimentados aconsejan dejar reposar la masa por unos 5 a 10 minutos antes de formar las arepas. Este reposo permite que la harina termine de absorber el líquido y que la masa adquiera una textura más estable.
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