La alcachofa es una hortaliza que se cultiva en zonas templadas, se caracteriza por ser redonda, compacta de color verde claro con hojas externas muy pegadas al resto del fruto.
Aunque no hay una fecha exacta que establezca el origen de esta hortaliza, se cree que se produjo por primera vez en el Mediterráneo oriental, al norte del continente africano.
Consumir alcachofa aporta vitamina y minerales como fibra, fosforo, potasio, sodio y calcio que son buenas para el organismo.
Además, esta fibra vegetal ayuda a absorber el agua del estómago por lo que no puede faltar si estás haciendo dieta.
Cómo escoger la alcachofa en el mercado
Busque aquellas que tenga las hojas verdes, estén compactas y bien cerradas. Una alcachofa fresca y recién cortada no tiene pelitos en su interior.
Debes fijarte en la punta, donde se unen todas las hojas debe tener un agujero, si está el hoyuelo no tendrá que quitar tantos hilitos o pelitos.
Otro detalle para identificar la mejor es buscar aquellas que sean firmes y duras al presionarlas. Deben crujir al apretarlas, si al presionarlas con dos dedos no se hunden, son frescas.
Bondades de la flor
Estudios demuestran que la alcachofa es, en realidad, la flor de un cardo cuyas partes comestibles son las zonas carnosas de las hojas y el corazón.
Es el elemento abundante en recetas de la cocina francesa. Pero resulta que, además de ser deliciosa, es nutritiva y, sobre todo, curativa.
Técnica para limpiarla
1. Corta el tronco que trae la alcachofa.
2. Quitar con un cuchillo la base de la alcachofa.
3. Se corta en forma delicada para no tocar el corazón de ella.
4. Luego, retirar las hojas más oscuras dándole un corte a lo ancho de la alcachofa. Termina de limpiar bien
5. Con la ayuda de una cuchara, retirar la parte fibrosa interna de la alcachofa. Colocar el resto en agua con limón para que no se oxide.
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