Paciencia, es una palabra bastante común en el argot criollo, pues quién no ha dicho “Dios dame paciencia”, o tenle paciencia a fulanito, por ejemplo.
La paciencia es la actitud que lleva al ser humano a poder soportar contratiempos y dificultades para conseguir algún bien, disminuir la depresión y otras emociones negativas, además, de alcanzar bienestar.
¿Qué es la paciencia?
Es la capacidad de padecer, sufrir o soportar y tolerar algo sin alterarse. Es vivir con calma o tranquilidad, es saber esperar.
De igual manera, la paciencia se puede definir como la capacidad de aprender a esperar por alguien o por algo.
También indica la lentitud y tardanza en la ejecución de algo, de una meta.
Esta es una actitud ayuda a poder tolerar, comprender e incluso poder soportar los contratiempos con fortaleza y buen ánimo.
Según algunas personas, esto es un valor o una virtud necesaria para la vida, dado que nos ayuda a adaptarnos a las circunstancias.
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¿Cómo cultivarla?
La habilidad de mantenerse tranquilo frente a la decepción, la angustia, frustración o el sufrimiento se puede cultivar y en estas líneas te ofrecemos algunas recomendaciones.
Recordemos que la paciencia es un rasgo de la personalidad que se puede modificar, por tanto, ¡manos a la obra!
– Identifica qué te hace perder la paciencia. Esto es clave para poder aprender a controlarlo y así lograr superar las adversidades sin alterarse.
– Respira profundamente y cuenta lentamente. Cuando sientas que pierdes el control de algo, enfócate en la respiración y en llevarla pausada y profunda; esto te ayudará a disipar esas malas sensaciones.
– No exageres. Durar un minuto más en pasar el semáforo en verde no va a afectar nuestra vida seriamente.
– En muchos casos no nos enoja la situación puntual sino algo que hicimos, por lo que es fundamental asumir la responsabilidad.
Reconocer que saliste tarde de la casa y va tarde al trabajo ayudará a no impacientarse con otros conductores, por ejemplo.
– Ser coherente. No está bien molestarse por tener que esperar a alguien cuando uno suele llegar atrasado a las citas o reuniones sociales.
– Evita ser tan exigente. Es clave aceptar que las demás personas no están obligadas a cumplir nuestras expectativas y muchas veces las cosas simplemente no resultarán como esperamos.
– Piensa antes de hablar porque el estar de mal humor no es excusa para decir lo primero que cruza por la mente.
– Las personas que tratan de hacerlo todo rápido suelen sentirse ansiosas y tensas, lo que puede llevar a perder la paciencia y enojarse con facilidad, por lo que es imprescindible bajar la intensidad del día a día.
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2022-07-12
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