En casa nada impide comer correctamente, pero, en la práctica, el cansancio, la nevera con pocos recursos y las pocas ganas de cocinar pueden lanzarnos a las típicas cenas de panes repletos de calorías, a la pizza o a la comida precocidad. Incluso están los más arriesgados que comen en porciones abundantes antes de irse a dormir. Las consecuencias de este hábito pueden alterar el organismo y el proceso digestivo.
Lo primero es admitir que más vale gastar algo de tiempo en la cocina y comer bien. Esta última comida de la noche debe ser equilibrada, digestiva, vitamínica y ligera. Entre los alimentos recomendados se destacan: las verduras hervidas, ensaladas de queso fresco o atún, carne o pescado al grill, huevos cocidos, frutas, sopas de verduras y, si es una persona con el peso correcto, puede comer una porción moderada de arroz o pasta hervida o cereales.
Cenas compensadas
– Procure cenar alimentos distintos del almuerzo.
– Si no hay tiempo para cocinar, opte por ensaladas rápidas con vegetales, queso fresco, atún natural o huevo cocido.
– Incluya embutidos, mejor si son bajos grasos.
– Evite los fritos, rebozados y los surtidos de embutidos y quesos.
– Los sándwiches, sólo esporádicamente y con ingredientes ligeros y algún vegetal crudo.
– Si al momento de cenar siente la pesadez del almuerzo, tome fruta, yogur y una infusión digestiva.
– Poca sal y aceite de oliva.
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