En un familiar la premisa básica es la funcionalidad y este es un principio que no siempre cumplen o han cumplido los fabricantes de automóviles, porque ahora, con las nuevas tecnologías de construcción y el saber hacer adquirido con el tiempo es difícil apartarse del compromiso.
Volkswagen, hay que reconocerlo, ha sabido gestionar esta premisa en el desarrollo de la nueva carrocería familiar de la nueva generación, la séptima, del icónico Golf, aunque con la ayuda del crecimiento de cotas que le ha regalado la plataforma modular transversal MQB utilizada por todas las marcas del primer grupo automovilístico europeo.
El primer beneficio de esta plataforma modular es la de una significativa reducción del peso final del coche, hasta 105 kilos menos que su predecesor, lo cual tiene beneficios evidentes en la dinámica del coche y en el consumo.
Los motores, con la misma potencia, rinden mejor sin necesidad de grandes inversiones para su mejora. De hecho, el nuevo Variant consume hasta un 15 % menos de carburante que su predecesor, aunque ello no sólo es debido a la reducción del peso.
La reducción en el peso tiene aún más mérito cuando se comprueba el tamaño del coche ha aumentado a lo largo y a lo ancho, aunque es un poco más bajo que su predecesor.
La longitud del nuevo Golf Variant es de 4,56 metros, es decir, 2,8 centímetros más que su antecesor, acompañada de un notable incremento de la distancia entre ejes (5,7 centímetros más) hasta llegar a los 2,63 metros, con un evidente beneficio en el comportamiento dinámico del coche y en espacio interior. Un dato que reafirma el crecimiento es que la carrocería familiar es algo más de 30 centímetros más larga que la del cinco puertas o hatchback.
El crecimiento le ha sentado bien a este familiar, que ha ganado presencia sobre el asfalto, realzada por un diseño muy cuidado, y mucho espacio interior, tanto que el Golf Variant de nueva generación se sitúa en el mercado como una seria alternativa a las opciones familiares de segmentos superiores.
El Variant comparte con el Golf de cinco puertas los rasgos delanteros hasta el pilar central o B, punto desde el que el Variant adquiere su propia personalidad, aunque los aires de familia no se pierden, a pesar de que muestra líneas de carácter propias que definen una silueta algo distinta. El acabado de la parte trasera es vigoroso y dentro también de los cánones de estilo del Golf.
El equipo de diseño ha logrado un Golf distinto pero reconocible, lo que no ocurre con el interior, ahora con un nuevo estilo que sube peldaños en la escala de la calidad, de los acabados y de la configuración global del habitáculo.
La mayor diferencia y muy notable está en el tablero de a bordo. El Golf abandona la simpleza del diseño de las anteriores generaciones y presenta una arquitectura que está en línea con las berlinas de segmentos superiores.
Un buen trabajo reside en la distribución del espacio interior, especialmente en la bancada trasera, más amplia en todos los sentidos de medición, y en el maletero, con un volumen impensable hace sólo un lustro, al menos en el segmento de los turismos compactos.
Son 605 litros de capacidad en estado convencional, cien más que su antecesor, y 1.620 (1.495 litros el anterior) en sus cotas máximas. En el mercado sólo hay un oponente que supera estas cifras, el Honda Civic Tourer.
Bajo el piso del maletero hay un doble fondo de 12 centímetros de altura que tiene distintas utilidades según a la altura a la que se coloque la tapa. Con estos argumentos, en materia de versatilidad, este Golf es una interesante opción de compra para un amplio espectro de clientes, incluso para los que tienen en mente la opción Variante del modelo superior Passat.
El Variant probado está movido por un viejo y frugal conocido en el Grupo, el motor diesel 1.6 TDI de 105 caballos de potencia, a punto de ser relevado por uno similar más eficiente y cinco caballos más potente. / EFE