En vísperas del Gran Premio de Gran Bretaña, Lewis Hamilton se mostró firme sobre su rol tras cámaras como productor ejecutivo en F1, la cinta que protagoniza Brad Pitt, y enfatizó que no piensa en una secuela inmediata. Con un debut de 55.6 millones en Norteamérica y 144 millones a escala global, el filme se convirtió en el mayor taquillazo de Apple hasta la fecha.
“Literalmente acabamos de terminarla, así que creo que lo último que queremos ahora es una secuela”, explicó Hamilton, subrayando el prolongado proceso que tomó cuatro años y el sacrificio personal tanto para él como para el director Joseph Kosinski. Afirmó que tras ese esfuerzo es necesario dejar reposar el proyecto, disfrutar el logro y no sucumbir a la presión de una entrega apresurada.
El piloto, que este año corre con Ferrari, lanzó una advertencia clara: “Creo que lo peor que probablemente podríamos hacer es apresurarnos a hacer una secuela”, ya que la mayoría de los filmes posteriores, según él, suelen ser peores. “No necesitamos apresurarnos, y si la hacemos, que sea con tiempo para lograr algo aún mejor”, sentenció.
Además, Hamilton reveló que está introduciendo en la industria del cine una cultura de “debrief” al estilo F1: analizar el proyecto, evaluar aciertos y errores, tal como sucede en un equipo antes de la siguiente carrera. “Vamos a revisar lo que hicimos, lo que podríamos haber hecho mejor… no sé si eso se hace en el cine, pero lo aprendí aquí”, concluyó su reflexión sobre cómo trasladar disciplina al séptimo arte.
La participación de Hamilton como productor en F1 no solo garantiza autenticidad en las secuencias de carrera, también marca el inicio de su incursión en el cine a través de su compañía Dawn Apollo, que ya trabaja en otras tres películas, incluidos dos proyectos animados y uno en fase de guion. Mientras tanto, el foco ahora está en cimentar un legado cinematográfico sólido antes de cualquier continuación.
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