Yorki Reyes | @yorkitti
El mundo habla de la actuación de los Rolling Stones en La Habana, Cuba este viernes 25 de marzo, y del show que libró un cerco fronterizo para el rock en los últimos 50 años para la isla. Sin embargo luego de los inicios en mejorar las relaciones y todo aquello con los Estados Unidos también surge la duda de por qué razón se dio el verdadero concierto.
Según la revista ‘Billboard’, ni los Stones ni AEG, la empresa que lleva sus giras obtendrán beneficios del concierto habanero. Sin embargo, la misma fuente habla de un montaje para el que ha habido que desplazar 61 ‘containers’, un Boeing 747 y 350 personas. Los promotores se llenan la boca anunciando el concierto como un "abrazo histórico entre el pueblo cubano y la comunidad internacional musical", pero lo cierto es que los Stones lo traen absolutamente todo. Cuba pone el público y los aplausos.
Tras este monumental despliegue está la Fundashon Bon Intenshon (FBI), una organización benéfica radicada en la isla de Curazao presidida por Gregory Elias cuyas obras se desarrollan principalmente en la propia isla.
Elias es, a su vez, el presidente de United Trust, una de las asesorías financieras líderes de este paraíso fiscal caribeño. Según lo que señala en su página es un dechado de transparencia en otros sentidos que está pensando en nuevas oportunidades de inversión en Cuba.
En octubre de 2015, Mick Jagger viajó a Cuba y en cuatro meses se cerró el trato. Inicialmente el concierto iba a celebrarse el domingo 20 de marzo, pero al saber que Barack Obama iba a visitar la isla en esa fecha, el concierto se aplazó cinco días. Para dar suficiente pompa, se anunció como "el primer concierto al aire libre de una banda británica" en suelo cubano. El mundo no necesita más discos de los Stones, apunta el reportaje pero el contrato con todas las cláusulas y acciones derivadas de su ‘show’ en Cuba supone una ‘Ingeniería fiscal, filantrocapitalismo y rock’n’ roll en la tercera edad’.|Lea más aqui
2016-03-27