La congelación es un método eficaz para conservar los alimentos por más tiempo, pero no todos los quesos reaccionan bien a este proceso. Algunos quesos pueden perder su textura o sabor al descongelarse, mientras que otros se mantienen en buenas condiciones. A continuación, exploramos los tipos de quesos que se pueden congelar y las razones detrás de su resistencia al frío.
Quesos duros y semiduros
Los quesos duros y semiduros son los más adecuados para la congelación debido a su bajo contenido de humedad y grasa.
- Cheddar: mantiene su sabor y estructura después de descongelarse, aunque puede volverse un poco más quebradizo. Ideal para rallarlo antes de congelarlo.
- Gouda: resiste bien la congelación, especialmente si se almacena en bloques pequeños o rallado.
- Parmesano: su textura granular apenas se altera, y puede almacenarse por meses sin perder calidad.
- Manchego: puede congelarse en cuñas o rallado sin afectar demasiado su textura.
Estos quesos son ideales para ser usados en gratinados, salsas o platos donde se derriten, ya que su consistencia puede cambiar ligeramente luedo de descongelar.
Quesos semiblandos
Algunos quesos semiblandos también pueden congelarse con éxito, aunque es posible que su textura se vuelva un poco más quebradiza.
- Mozzarella: la versión rallada congela bien y es perfecta para pizzas o pastas.
- Provolone: su textura cambia mínimamente, por lo que sigue siendo útil para sándwiches y gratinados.
- Havarti: puede congelarse en rebanadas o en bloque sin afectar demasiado su calidad.
Quesos frescos y blandos
Este tipo de quesos, como el ricotta, requesón, feta y queso crema, no se congelan bien porque contienen mucha humedad y pueden volverse granulosos o acuosos al descongelarse. Sin embargo, en algunas preparaciones, como salsas o rellenos, pueden seguir siendo útiles tras la congelación.
Visita nuestra sección Variedades
Mantente informado en nuestros canales