Laura Chimaras podría tener varios capítulos en la historia de su vida: drama, sobrevivencia y sabiduría. Su reconocimiento no solo se dio al participar en importantes dramáticos en Venezuela y Estados Unidos, sino también, al ser la hija de uno de los actores venezolanos más importantes, el fallecido Yanis Chimaras.
Laura Chimaras, habla desde el alma
El arte no faltó en su vida, tampoco lo hizo la lectura. Esa misma que luego la motivó a escribir sus propios libros: Pasiones narcóticas, La historia de una adicta y Palabras pérdidas. Fue así como llegó, luego de muchos años y mucho dolor, su más reciente e importante obra, Nunca pierdas la fe.
Un libro que habla sobre el asesinato de su padre. Sobre el duelo, la rabia, la impotencia y sobre cómo su fe la ayudó a entender lo que había pasado, logró que sanara y le permitió hablar de su “viejo”, sin sentir esa tristeza profunda que muchas veces le atravesó el cuerpo. “Nunca pierdas la fe” se convirtió en una terapia familiar y en su reconstrucción.
Aunque en el transcurso de su vida no pensó que estaría del lado del que escribe, siempre fue ávida lectora. Pero un día, terminando en Chile la gira de su primer libro, la sala estaba full y al subirse al escenario sintió algo extrasensorial que la hizo pensar “esto es lo que voy a hacer por el resto de mi vida”.
Capítulo I: Escribir lo que te duele para sanar
Cuando Laura comenzó a escribir, supo que en algún momento quería hablar de su papá. Siempre imaginó que no sería pronto, porque no se sentía capacitada para hacerlo. No solo por lo que emocionalmente le causaba, sino por lo que implicaba la carrera y la trayectoria de Yanis Chimaras.
“Para mí no era sencillo hablar de una persona importante para Venezuela y tan respetada; sentía que si cometía algún error, me iban a regañar (risas). Nunca lo tuve en mis planes, fue como ‘sueño hacerlo, pero no sé si lo vaya a hacer’”, comenta.
Luego de publicar tres libros, estudiar Filosofía y Letras, una noche soñó con su papá. Desde que murió, suele aparecer en sus sueños, a veces de forma recreada, otras muy lúcidas. Pero este, en particular, fue muy real.
Nunca pierdas la fe
“Él me decía que tenía que comenzar a escribir su historia. Recuerdo que le pregunté ‘para qué, qué iba a hacer con eso, si todavía no me sentía capacitada emocionalmente para enfrentar su pérdida’. Entonces me dijo: “Lo que pasa es que necesito que le cuentes a todos que las personas no se mueren, entonces ese libro se va a llamar Lo que pasa después de la muerte”.
Desde aquel momento han pasado dos años. Ese día se levantó, apuntó todo el sueño y anotó el nombre del libro. En ese momento estaba en Colombia, al regresar a su casa en Miami, comenzó a escribir. Era una asignatura que le habían pedido, pero no sabía todo lo que venía con ella.
Terminó de escribir el primer capítulo, el problema. Habló de la muerte de su padre, pero no dio detalles de cómo murió. Entró en depresión y lo apartó. Siguió con su vida, trabajó y se distrajo. Unos meses antes de comenzar la pandemia, se propuso retomarlo. No solo por ella, también por su familia. Como una manera de “sanar a papá”.
Casi todo el 2020 le llevó terminarlo. El libro está dividido en siete capítulos, los primeros cuatro “son muy fuertes, muy dolorosos”. En esas páginas te conectas con la pérdida, la tragedia. Te narra el asesinato, por qué murió y para qué.
Laura Chimaras y su proceso de sanación
“Después entra en el proceso de sanación, de entendimiento, de saber que el duelo lleva tiempo, que necesitas tener un poco de paciencia. Te habla de la fe, te conecta con algo místico. Ese mismo libro, así como lo vas a leer, así fue mi transición de escritura. Fue caótica al inicio, fue muy rara”, agrega.
De las cosas que más recuerda de ese tiempo fue que una mañana despertó con la convicción de terminarlo. Se levantó con la sensación de que podía hablar de su padre sin sentirse mal, sin que eso significara tristeza, impotencia o rabia. Al final, ella y su familia lloraron un poco y sonrieron.
“Me conectó con una creencia espiritual y comencé a pensar mucho en la fe de la que me hablaba mi papá. Por eso el libro agarró ese camino. Hoy en día, para mi sorpresa, el libro está siendo un éxito. Más allá de que sea #1, más allá de que las ventas son insólitas, más allá de las conferencias, es la reacción de la gente lo que me demuestra que se está logrando el objetivo”, confiesa.
Para Laura lo más difícil fue hablar del asesinato con detalle. De contar cómo fue ese día desde que Chimaras se levantó hasta que recibieron la noticia en la clínica. Esa parte la escribió en un día y apenas la culminó pidió que la mandaran a revisión, porque sentía que no podía continuar contando algo que la quebraba tanto.
“Ese ha sido uno de los procesos más extraños que he tenido del libro y más dolorosos, porque cuando me cayó la locha de lo que había escrito -porque después de eso tienes que releerlo muchas veces y reescribirlo- me dije ‘qué es esto’”.
La vida y sus misterios
Tenía miedo de entender lo que había pasado esa mañana, le angustiaba tener diferentes perspectivas de la razón por la que una persona puede asesinar a otra y al enfrentarlo, simplemente, fue como si le quitaran un peso de encima.
“La mayor enseñanza que me da, la primera, es que uno debe terminar todo lo que empiece. Fue la disciplina diaria que tuve que obtener y cultivar para poder terminarlo. No solo era escribir, sino también aprender a hacerlo (…) Hoy gracias a Dios sonrío, no tengo esa sensación de tristeza profunda cuando hablo de él. Es como un “yo sé que nos vamos a reencontrar”, esa es la otra gran lección”.
Capítulo II: Una nueva perspectiva de la muerte
Aún Laura no sabe cómo ve la muerte, por ahora solo camina entre la aceptación. Más allá de lo que para ella significa, tiene muchas hipótesis y le gusta creer que es la continuidad de la vida.
“Más allá de ser una persona intensa y medio filósofa (risas), estoy aceptando que nos acabamos en algún momento. Esto en un tránsito muy interesante, que más allá de la palabra duelo y de todo lo que significa la pérdida, estoy comprendiendo que vamos a partir en algún momento”.
Mientras transita la vida, se va asegurando de aprovecharla. “Necesito estar con la gente que amo y luchando hasta cumplir mis sueños. Por eso trato de no posponer las cosas”, resalta.
Además de una visión distinta, “Nunca pierdas la fe” le permitió experimentar otro tipo de interacción con la audiencia. Antes de estrenarlo, le pasó el libro a varias personas y la mayoría coincidía en que era muy doloroso, pero ella siempre recordaba que “ninguna obra al final está completa”.
Libro en primer lugar
Comenta que sus primeros libros fueron recibidos con mucho cariño y le regalaron momentos muy bonitos, pero nunca estuvieron en los primeros lugares. “Nosotros mandamos a imprimir en esta primera edición 1000 libros y me quedan 50 en inventario. Nunca había vivido esto en solo dos meses”.
Aunque no se lo esperaba, confiaba en que le iría bien. Agradece la receptividad que ha tenido, sobre todo porque no se trata netamente de un tema de ventas, aunque resalta que para ella eso es importante porque de esta carrera vive; pero el saber que hay una comunidad que se conecta con su historia y que a través de su escrito puede ver luz, es algo que le llena el alma profundamente.
A través de su canal de YouTube transmite encuentros junto a grandes personalidades del espectáculos con los que habla sobre aquellos momentos en los que su fe se ha visto quebrantada o se ha elevado. Promete sacar nuevos capítulos entre octubre y noviembre, algunos serán individuales y otros tendrán invitados especiales, pero seguirán teniendo el mismo punto de encuentro, la fe.
Actualmente está trabajando en la traducción de “Nunca pierdas la fe” y también en un audiolibro. No tiene planes de escribir otro, tal vez para finales del año que viene, porque siente que a esta obra aún le queda mucho camino por delante.
Capítulo III: De las pantallas de TV a la escritura
Laura recuerda con mucho cariño la persona que era cuando salió de Venezuela. Asegura que le fascina, que no le cambiaría nada de lo vivido, pero que ahora ha modificado muchas cosas. Espiritualmente se siente un peldaño más arriba en sabiduría y evolución. Siente que está en un momento de su vida en el que se dedica a algo que no la desgasta y la nutre.
Aunque le gustaba mucho hacer telenovelas, ya lo ve como una etapa pasada de su vida. Recuerda que terminaba exhausta de las grabaciones y eso no le pasa ahora, incluso, siente que su cuerpo ya no le pide actuar.
Psicología, la carrera que está por comenzar, la escritura y las conferencias, no la destruyen. Al contrario, hacen que llegue a casa con más fuerzas y más ganas de hacer cosas. “La Laura que soy hoy es la que quiero ser por el resto de mi vida”, dice.
Laura Chimaras y el amor
Esa Laura de la que habla es la que jamás pensó en casarse, y ahora está comprometida con el especialista en marketing, Gustavo Mosquera, con quien tiene planes de realizar la ceremonia civil para este 2021.
“Estamos muy felices, gracias a Dios. Nos queremos y amamos mucho. Estamos formando un hogar muy bonito. Andamos en preparativos de boda, muy ansiosos, queremos que sea el próximo año, como para noviembre”, comparte.
La honestidad y lo real que es, son algunos de los atributos de Gustavo que Laura antepone. Son un equilibrio entre similitudes y diferencias. “Creo que eso es un complemento bastante bueno. Lo otro es que no es del medio, gracias a Dios (risas) y además es tan intenso como yo con la lectura, las letras y el conocimiento. En nombre de Dios nos va a ir bien”, decreta.
Capítulo IV: Aligerando el camino
Desde que se fue de Venezuela Laura lleva consigo las runas vikingas, un libro que tiene más de 18 años con ella y que perteneció a su padre. Este texto ofrece información de lo que puede pasar en tu vida, en presente o en pasado. No es algo 100 % verídico, pero da una visión de lo que puede llegar a ser. Chimaras le enseñó a leerlas.
Las runas y el futuro
Cuando murió, ella le agarró un poco de miedo a las runas, porque su padre dejó subrayado un fragmento en el libro. Temía abrirlas porque no quería que le saliera lo que su él había marcado. “No podía abrirlo porque lo resaltado decía algo así como “vas a cambiar de paraíso”. Una cosa rara. Lo leí y entré en shock. No me sentía con la fuerza de hacerlo”
Así pasaron 14 años, hasta la mañana del lanzamiento de “Nunca pierdas la fe”. Ese día tuvo una sensación distinta que la invitaba a revisar el libro. Al hacerlo, las runas le dijeron algo muy bonito que luego sucedió. Así se dio cuenta de que estaba sanando.
“Este camino había que sanarlo y cerrarlo porque también tenía algo amarrado. Después de ese día las he leído un par de veces más, así que siento que se cerró un capítulo y se abrió otro”, finaliza.
Coordenadas: @ChimarasLaura
Por Wanda López Agostini /Fotos: cortesía
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