El doctor Carlos O’Connor, codirector del servicio de Otorrinolaringología del Hospital Quirónsalud Marbella, destaca un factor poco conocido pero crucial en el desarrollo y severidad de la apnea obstructiva del sueño: la cantidad de grasa lingual.
Según el especialista, diversos estudios han demostrado que la acumulación de tejido graso en la lengua no solo es un marcador de obesidad, sino también un elemento determinante en la aparición de esta patología respiratoria, que afecta de forma significativa la calidad de vida y la salud general de quienes la padecen.
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¿Qué es la apnea obstructiva del sueño?
Esta condición se produce cuando las vías respiratorias superiores se bloquean de manera repetida durante el sueño, lo que provoca pausas en la respiración, ronquidos intensos y despertares frecuentes.
Está estrechamente relacionada con la obesidad, y en particular con la distribución del tejido adiposo en la región orofaríngea. En este contexto, el doctor O’Connor señala que la lengua, al aumentar su volumen por acumulación de grasa, puede obstruir el paso del aire durante el descanso nocturno, agravando los episodios de apnea.
“El exceso de grasa en la lengua reduce el espacio disponible en la vía aérea superior, facilitando su colapso durante el sueño”, explica el doctor O’Connor. Esta observación ha sido respaldada por investigaciones recientes mediante técnicas de imagen como la resonancia magnética, que permiten evaluar el volumen lingual en pacientes con apnea.
En muchos casos, una reducción del peso corporal general y, por tanto, del volumen de grasa en la lengua, se traduce en una mejora notable de los síntomas de la apnea.
Lengua grasa
El especialista advierte que esta relación entre grasa lingual y apnea obstructiva crea un círculo vicioso: la mala calidad del sueño repercute negativamente en el metabolismo, favoreciendo el aumento de peso y, con ello, un empeoramiento progresivo del cuadro clínico.
Por ello, es fundamental abordar la apnea del sueño de forma multidisciplinar, incluyendo el control del peso, la evaluación otorrinolaringológica y, en algunos casos, tratamientos quirúrgicos o el uso de dispositivos como la CPAP (presión positiva continua en la vía aérea).
El especialista subraya la importancia de una detección precoz y un abordaje integral para evitar complicaciones cardiovasculares, metabólicas y cognitivas asociadas a esta enfermedad, cuyo impacto sigue siendo subestimado en la población general.
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