La hipertensión, también conocida como presión arterial alta, es una condición médica en la que la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias es consistentemente demasiado alta.
Esta presión elevada obliga al corazón a trabajar más de lo normal para bombear sangre, lo que puede dañar los vasos sanguíneos y aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares, insuficiencia renal y otros problemas de salud.
Esta condición puede desarrollarse sin síntomas evidentes, por lo que muchas personas no saben que la padecen hasta que se detecta en un control médico.
Aunque puede afectar a cualquier persona, es más común en adultos mayores, personas con antecedentes familiares de hipertensión, individuos con sobrepeso, fumadores y quienes llevan una dieta alta en sal o tienen un estilo de vida sedentario.
Síntomas de una crisis
Una crisis ocurre cuando la presión arterial se eleva bruscamente a niveles peligrosos, generalmente por encima de 180/120 mmHg. Esta condición es una emergencia médica que puede dañar órganos vitales si no se trata de inmediato.
Existen dos tipos: la hipertensión urgente, donde no hay daño a órganos, y la hipertensión de emergencia, que sí lo presenta.
Los síntomas pueden variar, pero algunos de los más comunes incluyen dolor de cabeza intenso, visión borrosa o doble, dificultad para respirar, dolor en el pecho, náuseas o vómitos, confusión, ansiedad severa, sangrado nasal y, en casos extremos, convulsiones o pérdida de conciencia.
No todas las personas experimentan síntomas, por lo que medir la presión regularmente es fundamental, especialmente si se tiene diagnóstico de hipertensión.
¿Cómo actuar?
Ante una crisis hipertensiva, lo primero que se debe hacer es buscar atención médica inmediata. No se recomienda intentar bajar la presión rápidamente con medicamentos caseros o duplicando dosis, ya que esto puede provocar otros problemas de salud.
Si la persona presenta síntomas graves como dolor torácico, dificultad para respirar o signos neurológicos (como debilidad en un lado del cuerpo), se debe llamar al servicio de emergencias de inmediato.
El tratamiento dependerá de la causa y del tipo de crisis, y generalmente incluye medicamentos intravenosos y monitoreo hospitalario. Prevenir una crisis hipertensiva implica seguir el tratamiento médico al pie de la letra, mantener una dieta saludable, hacer ejercicio regularmente y evitar el estrés, el alcohol y el tabaco.
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