El tamarindo es un árbol tropical de la familia de las leguminosas, originario del África tropical, con una extensa tradición en regiones de Asia, América y África. Su fruto se presenta en vainas marrones alargadas que contienen una pulpa pegajosa de sabor agridulce, ampliamente empleada tanto en la gastronomía como en la medicina tradicional.
Entre las propiedades curativas de esta fruta encontramos que es un antipirético y antiescorbútico y su pulpa ayuda a rebajar la fiebre y prevenir el escorbuto gracias a su contenido en vitamina C. Es un digestivo, laxante y diurético que aporta fibra y compuestos bioactivos que estimulan el tránsito intestinal, combaten el estreñimiento suave, promueven la secreción biliar y favorecen la eliminación de líquidos.
También, el consumo de esta fruta reduce el colesterol LDL y regula el ácido úrico, contribuyendo a la salud cardiovascular y renal. Es un gran antioxidante y antiinflamatorio rico en polifenoles, flavonoides, vitaminas C y E, y actúa contra el daño celular, reduce inflamaciones y fortalece la inmunidad.
Otro beneficio que se le aporta al tamrindo es que es un antidiabético leve. Su fibra y compuestos fenólicos ayudan a estabilizar niveles de glucosa, con potencial hipoglucemiante. Y como si fuera poco, al mismo tiempo tiene acciones vermífugas, antisépticas y es un remedio tradicional con sus hojas y semillas que ayudan a eliminar parásitos.
La corteza se ha usado para tratar asma, y las ramas jóvenes trataban infecciones bucales en recién nacidos. No obstante, debe consumirse con moderación, ya que puede interactuar con anticoagulantes y tratamientos para diabetes, pudiendo causar hipotensión o hipoglucemia.
¿Cómo consumirlo?
Te presentamos una receta rápida y sencilla para aprovechar todos los nutrientes que esta fruta ofrece para tu organismo, con una deliciosa y refrescante agua de tamarindo.
Necesitarás 8 vainas de tamarindo (o 50 g de pulpa), 400 ml de agua caliente, 600 ml de agua fría y endulzante al gusto.
Prepararla es muy sencillo, solo pela las vainas y extrae la pulpa con cuidado. Remójalas en 400 ml de agua caliente durante 15 minutos, removiendo para ablandarla y facilitar que se libere. Cuela con un colador fino para retirar fibras y semillas.
Luego, añade 600 ml de agua fría y endulza ligeramente si lo deseas, evitando exceso de azúcar para preservar sus beneficios.Mezcla bien y sirve fría.
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