Dormir bien no es un lujo, sino una necesidad vital para el buen funcionamiento del cuerpo y la mente. Diversos estudios científicos han demostrado que el descanso adecuado mejora la memoria, fortalece el sistema inmunológico, regula el estado de ánimo y favorece el rendimiento físico y mental.
La Fundación Nacional del Sueño de Estados Unidos recomienda que los adultos duerman entre 7 y 9 horas por noche, mientras que los adolescentes necesitan entre 8 y 10 horas, y los niños, incluso más. Sin embargo, en la vida moderna, el estrés, las pantallas y los horarios irregulares han provocado que muchas personas descansen menos de lo necesario.
La falta de sueño crónica puede aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares, obesidad, diabetes y problemas de salud mental. Por ello, establecer una rutina de sueño, evitar dispositivos electrónicos antes de dormir y mantener un ambiente tranquilo son hábitos esenciales para asegurar un descanso reparador y una vida más saludable.
Factores de perturbación del descanso
Dormir bien se ha convertido en un reto para muchas personas, y según la doctora Alba García Aragón, especialista en medicina del sueño, una de las principales causas es la presencia constante de ruidos tanto externos como internos en el hogar.
“La calidad del sueño se ve profundamente afectada por sonidos como el tráfico, la televisión encendida, electrodomésticos en funcionamiento o incluso conversaciones dentro de la misma casa. Nuestro cerebro no se desconecta completamente al dormir, por lo que sigue registrando estímulos auditivos que fragmentan el descanso”, explica García Aragón.
Según la especialista, los ruidos externos, como cornetas u obras en la calle, provocan microdespertares, que aunque no siempre se perciben conscientemente, alteran los ciclos del sueño. En tanto, los ruidos internos, como relojes, neveras, sistemas de aire, generan un entorno poco propicio para alcanzar un sueño profundo y reparador.
Para contrarrestar estos efectos, la doctora recomienda el uso de tapones para los oídos, pero asegura que hay que tener precaución con su utilidad. Según explica, su uso prolongado o inadecuado podría generar infecciones del oído externo o acumulación de cerumen. Aconseja mantener una buena higiene, alternar días de uso y optar por tapones de materiales hipoalergénicos. Además, subraya que no deben sustituir soluciones a problemas de ruido persistente en el entorno del sueño.
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