El proceso de envejecimiento de la piel se debe a una combinación de factores internos y externos. Internamente, el paso del tiempo provoca una disminución en la producción de colágeno, elastina y ácido hialurónico, sustancias clave para la firmeza, elasticidad e hidratación de la piel. Además, la renovación celular se vuelve más lenta.
Externamente, la exposición prolongada al sol (radiación UV), la contaminación, el tabaquismo y una mala alimentación aceleran este deterioro. Estos factores provocan arrugas, manchas, flacidez y pérdida de luminosidad. El envejecimiento es inevitable, pero puede retrasarse con cuidados adecuados y un estilo de vida saludable.
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Vitaminas para lucir más joven
Las vitaminas E y C son potentes antioxidantes que desempeñan un papel clave en la prevención del envejecimiento de la piel. La vitamina E ayuda a proteger las células cutáneas del daño causado por los radicales libres, moléculas inestables que se generan por la exposición al sol, la contaminación y el estrés. Además, contribuye a mantener la hidratación de la piel y mejora su elasticidad, lo que ayuda a reducir la aparición de arrugas.
Por su parte, la vitamina C es fundamental para la síntesis de colágeno, una proteína que mantiene la piel firme y joven. También combate el daño oxidativo y ayuda a atenuar manchas oscuras causadas por el sol, unificando el tono de la piel.
Para que estas vitaminas sean más efectivas, es ideal combinarlas tanto por vía oral como tópica. Pueden incluirse en la dieta a través de alimentos como cítricos, frutos secos, aceites vegetales, pimientos y verduras de hoja verde. También están disponibles en suplementos.
A nivel tópico, su aplicación mediante cremas o sueros permite una acción directa sobre la piel. Lo ideal es aplicarlas por la mañana, con protección solar, para potenciar su efecto protector y antienvejecimiento.
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