El consumo de alcohol durante un vuelo puede estar relacionado a ciertos riesgos para la salud, de acuerdo con un estudio.
Por lo general, tras el ajetreo del embarque, junto con el esfuerzo de apretar el cuerpo y el equipaje en lugares reducidos, muchas personas consideran que una copa de vino o un coctel son una solución perfecta para relajarse.
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No obstante, un estudio publicado en el sitio web Thorax el pasado mes de junio y liderado por Eva-Maria Elmenhorst, investigadora del Instituto de Medicina Aeroespacial de Colonia, Alemania, reveló que existen ciertos riesgos relacionados al consumo de alcohol durante los vuelos, especialmente los más largos.
Algunos diarios, entre ellos The New York Times, se hicieron eco de la noticia, preguntando a distintos expertos sobre la nueva investigación y como se relaciona con la información ya disponible sobre el tema.
La altitud y el alcohol
Dicho estudio se realizó reclutando a 48 adultos sanos entre los 18 y los 40 años, los cuales fueron separados en dos grupos.
El primer grupo hizo el experimento en un laboratorio del sueño con presión atmosférica normal. Mientras tanto, el segundo durmió en literas ubicadas en una cámara de altitud con una presión de aire similar a la de un avión.
Ambos grupos durmieron desde las 12 hasta las 4 de la madrugada dos noches, la primera estando sobrios y la segunda habiendo consumido casi cuatro onzas de vodka (cantidad de alcohol similar a dos cervezas o copa de vino) mientras se usaban dispositivos para medir los niveles de oxígeno en la sangre, la frecuencia cardiaca y las fases del sueño.
Todo esto se realizó con el fin de poder determinar cuáles son los efectos combinados de la altitud con el alcohol.
Los resultados recogidos por el estudio fueron:
- Los participantes que durmieron en presión atmosférica normal tuvieron un nivel medio de oxígeno en la sangre del 96% la noche que estuvieron sobrio y 95% la noche que bebieron.
- En cambio, aquellos que durmieron en cámaras de altitud, sus niveles de oxígeno eran de 88% estando sobrios y 85% después de beber.
Según Ashish Sarraju, cardiólogo de la Clínica Cleveland, un nivel normal de oxígeno en la sangre para una persona sana debe estar por encima del 95%.
Por otro lado, examinando la frecuencia cardiaca, se descubrió que:
- Aquellos que durmieron en presión atmosférica normal tuvieron una frecuencia cardiaca de 66 latidos por minuto estando sobrios y luego paso a 77 después de beber.
- Caso diferente para aquellos durmiendo en cámaras de altitud, cuya frecuencia de 73 latidos por minuto en la sobriedad paso a 88 con el alcohol.
Esta combinación (disminución de los niveles de oxígeno y aumento de la frecuencia cardiaca) refleja, según el Dr. Sarraju, una sobrecarga del sistema cardiovascular, donde el corazón tiene que trabajar más para compensar la falta de oxígeno.
Para una persona joven y sana, esto solo generará cansancio. El problema está para aquellos que padecen una afección o respiratoria.
En personas con insuficiencia cardiaca, enfermedad pulmonar constructiva crónica o apnea del sueño, esta descompensación puede generar mareos, falta de aliento o sufrir una urgencia médica durante el vuelo.
Además, el alcohol también genera deshidratación, lo que puede causar que se desarrolle un coagulo sanguíneo en las piernas y los pulmones durante el vuelo.
¿Cómo afecta el sueño?
De acuerdo con Alanna Hare, especialista del sueño y presidenta de la Sociedad Británica del Sueño, en declaraciones recogidas por The New York Times, el alcohol funciona como sedante que puede ayudar a quedarse dormido más rápido.
Un factor demostrado en el estudio, donde las personas que dormían en cámaras de altitud tardaban 19 minutos en dormirse estando sobrios y 12,5 después de beber.
El problema radica después, cuando el organismo empieza a descomponer el alcohol durante la noche.
Bhanu Kolla, médico especialista en medicina del sueño de la Clínica Mayo, explica que esto da como resultado un deterioro de la calidad del sueño.
Como resultado, la persona se despierta con más frecuencia y es probable que se sienta menos descansado al día siguiente.
Esto se vio reflejado en el estudio, donde aquellos que durmieron en cámaras de altitud pasaban menos tiempo en sueño profundo o REM que aquellos que durmieron en presión atmosférica normal.
Es decir, que se despertaban con mas frecuencia, con un plazo promedio de 14,5 minutos después de ingerir alcohol, muy por debajo de los 22 minutos que tardaban estando sobrios.
Además, según Kolla, el alcohol puede relajar los músculos de las vías respiratorias, generando ronquidos y, en el caso de aquellos con apnea del sueño, puede empeorar los síntomas.
¿Qué hacer a la hora de viajar?
Algunos científicos, como Ashish Sarraju, dicen que es mejor evitar el alcohol antes o durante el vuelo, sobre todo aquellos que padecen apnea del sueño, o alguna enfermedad (cardiaca/pulmonar).
En caso de que no se padezca ninguna de estas, no debería haber problema según Sarraju, pero advierte que hay que revisar el estado de uno después de un rato.
Si la persona duerme mal después de tomarse una copa y se levanta con dolor de cabeza, es mejor abstenerse la próxima vez.
Por último, la especialista Anna Hare sugiere otras alternativas para relajarse y poder dormir tranquilo durante el vuelo.
Entre ellas están: Llevar una almohada de viajes o antifaz, usar tapones para los oídos, o por el contrario, escuchar música relajante, ruido blanco o algún podcast con auriculares.
Con información de The New York Times Español.
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