Criss Monterrey
“Mujer, déjate querer como yo te estoy queriendo”… Durante casi 40 años el potente vozarrón de Armando Martínez ha engalanado la radio con canciones como esta, que permanece incrustada en el corazón de los venezolanos. Temas como Mi tristeza, El Gabán coleador, Alcaraván del camino o Vivo tomando aguardiente ya forman parte del cancionero nacional y del repertorio del llamado “Cantaclaro de Venezuela”.
Fue en El Sombrero (Guárico) donde conoció a Isaac Rondón, el dueño de un club quien le dio su primera oportunidad como cantante.
“Tenía como 18 años, él decía que yo era su gallo. Allí conocí a Reynaldo Armas, Reyna Lucero, Cristóbal Jiménez, Eneas Perdomo. Eran las grandes ligas. No era nervios lo que tenía en ese momento sino emoción de estar allí”.
Estando en ese club recibió una carta que cambió el rumbo de su incipiente carrera: Claret Rodríguez, un amigo, lo inscribió sin avisar en un concurso llamado La Panoja de oro, un festival de música llanera cuya primera edición se llevó a cabo en 1980. “Yo gané pero me quitaron el puesto. Eso fue un zaperoco, iban a tumbar la plaza, casi queman al jurado. Fue una mala decisión. Desde allí busqué dentro de mi la excelencia”.
El Cantaclaro. Han pasado casi 40 años desde que Armando Martínez llegó a impregnar con su registro de tenor al llano venezolano. Es actualmente una de las figuras más cotizadas de la canta criolla y dice que no hace ejercicios de respiración ni de vocalización. “Antes yo fumaba mucho, echaba más humo que un tren y bebía como un loco. Ahí volvemos al tema de la disciplina, si no la tienes te destruyes. La aprendí del maestro Juan Vicente Torrealba”.
Aparecer en televisión gracias a la plataforma multimedia Corazón Llanero le ha dado una nueva dimensión a su carrera. “Yo a la televisión le tengo miedo más que al público. Si te enmarcan en un canal todos los días a cada momento, el día que ya no estés la gente te va a olvidar porque es un público visual. Un artista de televisión se torna impenetrable, como que no llega al pueblo. Y yo no soy así, voy al mercado, ando a pie, no tengo escolta, salgo a Los Próceres en bicicleta. No necesito seguridad porque no ando haciendo enemigos. Cuídate que yo te cuidaré”.
Mucha gente desconoce que buena parte del proyecto Corazón Llanero fue idea del propio Armando Martínez. En un principio el cantante quería montarlo en La Carlota como un macroproyecto tipo feria, donde el público pudiera conocer las costumbres de los cinco estados llaneros, las faenas propias de esa tierra y demás costumbres de Venezuela. “Pensaba en algo como la Venezuela de antier pero musical. Ese proyecto se lo comenté al Capitán Juan Francisco Escalona desde la 1:00 pm hasta la 1:30 am. Él lo habló con el presidente Nicolás Maduro, que fue quien le puso el nombre. Estaba en Bogotá cuando recibí la llamada de aprobación”. Así nació Corazón Llanero, una fundación que opera en el Teatro Junín y que cuenta con un canal de televisión, la emisora 92.9FM, una revista, academia de bailes típicos y clases de arpa además del concurso infantil Talento de Corazón.
“Escalona me dijo ‘agárrate, la cosa va’. Le dije agárrense ustedes, porque va a ser un éxito pero nos van a lanzar piedras. Defenderemos esto siempre porque de allí vendrá la generación de relevo”.
Japa Japa Jupa Jupa. Incluir refranes y silbidos en sus canciones es una manera de ser dicharachero con el público. “Cuando empecé era un muñequito de torta, puro flux. El mensaje no llegaba y mis temas eran buenos. Un día me puse el sombrero y dije ‘este sí soy yo’. El público disfruta cuando digo ‘palante rabopelao que gallina no ve de noche ni pavo camina en lo oscuro’. Haz la prueba, empuja a un pavo de noche y verás que no se mueve mjajaja”.
Ignora las críticas que recibe en su instagram, y bloquea a quienes insisten en acusarlo de lo que no es. “Hasta narcotraficante me dicen, allá ellos. Quien me maldice le vuelve triple. Yo no soy político. Tuve un primo gobernador que no hizo nada, ahí entendí que la política es muy fácil.
¿Que me trancaron en Colombia? Ellos sabrán. No he violado ninguna ley, dañan es al empresario y al público. Los políticos pasan y nosotros seguimos cantando. Somos los garantes de nuestro folklore. Es mi país y yo amo el canto, ¿de qué voy a vivir? Si me llama el presidente voy. Ya me ofrecieron ser gobernador de Guárico y no quise. Soy cantante”.
En unos días estará en las pantallas de Corazón Llanero el concierto Armando Martínez sinfónico, un proyecto que El Cantaclaro había soñado hace mucho tiempo. Viene también un nuevo CD con el cual espera participar por el Grammy Latino, y cuya portada presentamos en exclusiva en la foto que acompaña esta entrevista.
¿Que si la camioneta sigue siendo suya? Claro que sí. “¡Mía y de toda Venezuela!. Hace años me contrataron en una parranda. Allá estaba un bocón de los que nunca faltan. Me retó, me dijo que si aguantaba el grito más tiempo que él me daba su camioneta. Lo mantuve como un minuto y todavía me quedó aire para decirle ‘y la camioneta es mía’. Hay que aprender a ser bocón, por eso lo incluyo en mis canciones”.
2019-12-07
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