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Cuenta el cineasta Arturo Ripstein que su padre, el productor Alfredo Ripstein, quería que hiciera películas comerciales, pero él quería incendiar las pantallas del cine mexicano. Y lo hizo.
Este martes, y a sus 70 años, el emblemático director recibirá el Ariel de Oro, máximo galardón del cine mexicano.
Su trayectoria será reconocida por la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas, la misma que él criticó alguna vez y de la que se declaró enemigo público. Su presencia en la ceremonia era una duda, pero hace unos días deslizó, en una entrevista: "Ahí nos veremos".
Ripstein, director de cintas como "El castillo de la pureza" y "Profundo carmesí", tiene fama de ser un "duro" del cine mexicano, un cineasta polémico e incendiario, tanto en sus películas como en sus declaraciones.
Nacido en Ciudad de México el 13 de diciembre de 1943, recibirá el galardón en la 56 entrega del Ariel en el Palacio de Bellas Artes, poco después de haber sido reconocido en febrero con la Medalla Bellas Artes, máxima distinción a una personalidad de la cultura en México.
Ripstein aprendió a hacer cine viendo cómo trabajaba Luis Buñuel en el rodaje de "Nazarín" (1958).
Él era un niño de 16 años cuando el español ya era un genio declarado. No fue una relación de maestro-alumno. Más bien se gestó un lazo creativo y afectivo como de padre e hijo.
Trabajó como su asistente de dirección sin crédito en "El ángel exterminador" (1962), pero eso no fue todo: para Buñuel hizo de chofer y hasta le cargaba el portafolio. Esa fue su primera escuela de cine. "Verlo trabajar era deslumbrante", recordó el cineasta.
Ripstein debutó en el cine a los 21 años y yendo contra la voluntad de su padre. Lo hizo con "Tiempo de morir" (1965), una película con guión del colombiano Gabriel García Márquez, que entonces se ganaba la vida en México escribiendo guiones para películas, y del mexicano Carlos Fuentes.
En 1973 sorprendió con un film escrito por José Emilio Pacheco, "El castillo de la pureza", sobre el fanatismo religioso, el incesto y la opresión familiar.
"¿Qué quiere que le cuente de mis películas? Obedecen a ideas que yo traigo desde hace mucho tiempo y que constituyen en realidad mis temas fundamentales. Son temas que se repiten porque cada hombre no cuenta más que unas pocas historias, a las que puede dar formas muy diferentes", dijo en una entrevista reproducida en el libro "Trece directores del cine mexicano".
La polémica más reciente de este director fue en el Festival de Cine de San Sebastián, España, después de que el catalán Isaki Lacuesta se alzara con la Concha de Oro por "Los pasos dobles".
Ripstein, que era uno de los favoritos con "Las razones del corazón", acusó de falta de seriedad al festival y amenazó con no asistir más. "Ha pasado de ser un festival serio a subnormal", declaró. Después se reconciliaría con los organizadores.
Al hablar sobre su trayectoria, el programador del festival de cine de Guadalajara, Gerardo Salcedo, resalta la película "Foxtrot" (1976), un título no tan conocido en su filmografía de 56 trabajos, entre largometrajes, cortometrajes, documentales y serie televisivas.
Esa película, con el irlandés Peter O’Toole y el suizo Max von Sydow, "podría ser el proyecto más ambicioso y por tanto (más) fallido" en su carrera, dijo Salcedo a dpa.
"A su vez siento que se ha encerrado en un tipo de relato muy personal, su universo se ha concretado demasiado", señaló Salcedo.
Con el escritor chileno José Donoso, Ripstein filmó "El lugar sin límites" (1978), basado en la novela homónima del autor literario. Volvía a tocar los callos de la intolerancia, esta vez contra la homosexualidad.
También cabe mencionar "El imperio de la fortuna" (1985), una película importante en la carrera y en la vida de Ripstein. Además de definir su estilo definitivo, allí se encuentra con la guionista Paz Alicia Garciadiego, con quien vive y trabaja desde entonces.
El conjunto Ripstein-Garciadiego continuó produciendo. Sus títulos retratan un universo de extremos emocionales y estéticos, los claroscuros, más oscuros que claros, de la cultura mexicana.
Ripstein fue además uno de los primeros cineastas mexicanos en experimentar con el cine digital y de bajo costo, en "La virgen de la lujuria" (2002) y "El carnaval de Sodoma" (2006).
Dícese de Ripstein que no son pocas las veces en que hace llorar a los actores en el set, que es estricto y obsesivo, que tiene una admirable inteligencia y que, al mismo tiempo, su una calidad humana casi raya con la nobleza.
"Aprendes de él con sus anécdotas y andanzas que te cuenta mientras compartes la comida. Es un gatito enojón en cuerpo de león cazador", declaró Paulina Villaseñor, quien trabajó en el sonido "Las razones del corazón", su film más reciente.
El cineasta Julio Hernández recuerda que lo conoció cuando Ripstein lo invitó a dirigir un documental sobre la coreógrafa mexicana Gloria Contreras. "Yo estaba aterrado y le decía: ‘maestro’ para acá y ‘maestro’ para allá. ‘No soy maestro de nada, no me digas maestro’, me dijo".
Para el productor y documentalista Roberto Fiesto, "durante 50 años ha construido la carrera más personal y ambiciosa que un cineasta en México ha logrado, mostrando su cine, y su México, en los festivales más importantes del mundo, así que el Ariel de Oro es un reconocimiento más que merecido a una trayectoria".
2014-05-25