No es la primera vez, ni será la última, que el conocido artista Miguel Bosé da su opinión en cuestiones muy alejadas a su disciplina, la música, que lleva cultivando desde los años 70 con canciones como Linda, Don Diablo, Sevilla, Amante bandido o Morenamía.
Con ellas acabó copando las listas de éxito no solo de España sino de Latinoamérica y otros mercados internacionales. Pero en los últimos años, Bosé se ha prodigado más como opinador y gurú de nuestros tiempos que como cantante.
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Durante la pandemia del covid-19 se declaró férreo negacionista, señalando la nula, según él, utilidad de la vacuna frente al coronavirus. Tildó al presidente de España Pedro Sánchez de supremacista y cargó en general contra occidente al considerar que tecnologías como el 5G eran las que realmente estaban detrás de las muertes.
El coronavirus es «la gran mentira de los gobiernos», fue una de las frases difundidas a través de comunicados y vídeos en sus redes sociales.
Ahora ha vuelto a emplear esos mismos canales, concretamente su perfil oficial en Instagram, para dirigir su mirada a la costa levantina, azotada por la peor gota fría del siglo. Una dana ha arrasado decenas de poblaciones dejando un trágico balance momentáneo de más de 160 fallecidos.
En la publicación, que acompaña de imágenes catastróficas en la zona afectada y escrita toda ella en mayúsculas, señala que «todo esto está provocado a voluntad por una panda de delincuentes».
Se trataría para Bosé «de una suma de pésimas y criminales prácticas llevadas a cabo por gobiernos que, entre destrucciones de presas y embalses, y sobre todo con la práctica desmesurada y sin control de las ingenierías climáticas, chemtrails o haarp que se les han ido de las manos, no están causando más que dolor, sufrimiento y pobreza».
El autor panameño de discos como Los chicos no lloran o Papito, pide a la gente que «despierte» y deje de «pensar que todo esto se debe al cambio climático, antes llamado calentamiento global». «No hay tal cosa», concluye su misiva Bosé, alentando a sus seguidores a que «levanten sus voces y su furia para poner fin a una agenda 2030 que solo favorece y favorecerá a una élite de mandatarios».