En la búsqueda de una piel perfecta, muchas personas caen en el exceso: múltiples productos, capas de cremas, rutinas extensas y cambios constantes de cosméticos.
Sin embargo, esta sobrecarga puede tener un efecto contrario al deseado. Cuando la piel está saturada, puede aparecer una condición conocida como skin rot, una expresión informal pero popular en redes sociales para describir el deterioro visible de la piel debido al abuso de productos cosméticos.
¿Cómo saber si tu piel está saturada?
Algunos signos comunes de saturación incluyen:
- Textura irregular: la piel se siente áspera o tiene una textura granulada.
- Brillo excesivo o piel apagada: puede lucir grasa pero opaca al mismo tiempo.
- Brotes frecuentes: granitos, espinillas o inflamaciones que no desaparecen.
- Sensibilidad o enrojecimiento: ardor, picor o descamación sin una causa específica.
- Ineficacia de los productos: nada parece funcionar como antes, aunque sigas usándolos.
Estos síntomas indican que tu barrera cutánea podría estar dañada y saturada de ingredientes activos, lo cual impide que la piel se regenere de forma natural.
Skin rot
Traducido literalmente como “pudrición de la piel”, no es un término médico oficial, pero se ha popularizado para describir el estado en el que la piel se ve cansada, apagada o con problemas persistentes debido al abuso cosmético.
Puede ser causado por el uso excesivo de ácidos exfoliantes, retinoides, vitamina C, o incluso hidratantes que contienen muchos ingredientes oclusivos que impiden que la piel respire.
Para revertir esta condición, muchos expertos recomiendan una estrategia conocida como “skin fasting” o ayuno de piel. Consiste en reducir al mínimo el uso de cosméticos durante varios días o semanas, permitiendo que la piel se autorregule y repare.
Descanso de la piel
1. Pausa total o parcial: deja de usar productos activos (ácidos, retinoides, vitamina C). Puedes seguir lavando tu rostro con un limpiador suave e hidratando con una crema básica sin perfumes ni ingredientes activos.
2. Cambios: durante una o dos semanas, evalúa cómo responde tu piel. Muchas veces, verás una mejoría natural. Monitorea el cambio.
3. Moderación: una vez recuperada, reincorpora productos de forma gradual, priorizando la calidad sobre la cantidad.
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